Aumentan las reclamaciones a veterinarios en la práctica clínica habitual

Andrés Santiago dirige, junto a Alfredo Fernández Álvarez, OEPSEVE, el Observatorio Español de Pericia y Seguridad Veterinaria, una entidad cuyo objetivo es la vigilancia de los sucesos adversos ocurridos en la práctica clínica veterinaria en todo el territorio español, además, es un referente en la pericia sanitaria actual.

16/04/2020

Por Andrés Santiago La consideración que tenemos de los animales ha ido cambiando a lo largo del tiempo. Hoy en día se consideran, sobre todo los animales de compañía, parte del entorno familiar, habiendo creado lazos emocionales muy fuertes entre los propietarios y los propios animales de compañía. En la actualidad los ...

Por Andrés Santiago

La consideración que tenemos de los animales ha ido cambiando a lo largo del tiempo. Hoy en día se consideran, sobre todo los animales de compañía, parte del entorno familiar, habiendo creado lazos emocionales muy fuertes entre los propietarios y los propios animales de compañía.

En la actualidad los propietarios demandan una calidad científica elevada, tienen un mayor acceso a la información y además exigen unos niveles de diligencia y eficiencia muy altos. Esto impulsa de forma positiva el desarrollo de la profesión veterinaria, habiendo propiciado un cambio global en la actitud de los veterinarios hacia una mejor y mayor formación científica, como se evidencia con la llegada de distintas áreas de especialización profesional como son la cardiología, traumatología, rehabilitación, etcétera.

Como consecuencia de este desarrollo en cuanto a la exigencia profesional, también se ha incrementado el número de reclamaciones a veterinarios por supuestos errores o negligencias derivados de la práctica veterinaria habitual. Esto ha crecido a una magnitud tal que es hoy en día una de las mayores preocupaciones para el facultativo, que es examinado en el conjunto de su actuación y considerado como un posible responsable de los resultados obtenidos al final de su práctica o intervención.

Esta es una situación compleja para el veterinario, ya que, tratando de resolver un problema, parece constituirse directamente en el problema y esto ha llevado al veterinario a replantear sus modalidades de prestación profesional, entendiendo que deben realizarse bajo los criterios inequívocos de calidad cuya primera consecuencia es una mejora de sus prestaciones profesionales que debe estar sustentada no sólo en una adecuada formación científica, sino también en un conocimiento de sus obligaciones y deberes dentro del marco legal.

¿Estamos encaminados hacia una Medicina defensiva?

En veterinaria, como en medicina, se han comenzado a implementar nuevos procedimientos en sus prestaciones, pudiendo afirmar que se ha desarrollado una especie de medicina defensiva en la que el facultativo realiza una serie de evaluaciones justificadas, no tanto por sus necesidades sanitarias sino como defensa ante una posible acción reclamatoria por parte del propietario de nuestro paciente.

Los servicios profesionales son más complejos y sofisticados y actualmente requieren de una mayor gestión administrativa, por ejemplo, con la elaboración de documentos de consentimiento informado escrito, presupuestos económicos, partes de alta médica y quirúrgica, etcétera.

Esta situación da lugar a cierta incertidumbre en el ámbito veterinario, las reclamaciones han pasado de tener un carácter excepcional para transformarse en una posibilidad con cierta frecuencia e incidencia. Siendo las reclamaciones por responsabilidad profesional, uno de los problemas que mayor preocupación despiertan en relación a la prestación de su actividad profesional.

Las reclamaciones profesionales a veterinarios

Existen diferentes ámbitos de reclamación profesional, siendo el que más preocupa a los facultativos el ámbito penal por la magnitud de sus consecuencias, pudiendo llegar a privar al profesional de su libertad, no siendo este tipo de reclamaciones las más habituales por las características intrínsecas de la misma, como puede ser la exigencia de dolo o intención de hacer daño al paciente, algo no habitual en nuestra profesión.

Por ello, el ámbito más común de exigencia de responsabilidad profesional es el civil, donde el objetivo que se persigue es el resarcimiento económico, seguido del ámbito deontológico, persiguiéndose en este ámbito una reclamación que busque algún tipo de sanción o incluso la inhabilitación del facultativo para el ejercicio de su profesión por parte de las organizaciones colegiales veterinarias correspondientes.

El veterinario clínico debe llevar un registro documental de sus pacientes, desde el historial sanitario, partes de alta, registros analíticos, resultados de pruebas diagnósticas realizadas, tratamientos, reacciones alérgicas, etcétera. Además, por supuesto, del documento de consentimiento informado que se deberá haber elaborado antes de cualquier procedimiento o terapia invasiva que conlleve un riesgo previsible en el paciente.

Todos estos documentos pueden ser solicitados ante una reclamación profesional ya sea en un proceso extrajudicial o judicial y muchos de los veterinarios que se encuentran inmersos en un proceso legal carecen de dicho registro documental, pues no tienen una gestión administrativa adecuada dentro de la práctica clínica habitual. Lo que evidencia una deficiente praxis profesional, pues estos documentos tienen un gran interés asistencial y permiten al facultativo conocer con mayor exactitud a su paciente, las posibles complicaciones y riesgos particulares en base a su historial clínico y evidencia una falta de dedicación por la excelencia en la práctica clínica, que debe ser el objetivo de cualquier veterinario.

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