El corazón es uno de los órganos diana, junto con el sistema nervioso, los riñones y los ojos que sufren lesiones debidas a la hipertensión. El aumento del output cardiaco es pocas veces el que causa la hipertensión en los animales. Cuando el corazón presenta lesiones debidas a la hipertensión, ...
El corazón es uno de los órganos diana, junto con el sistema nervioso, los riñones y los ojos que sufren lesiones debidas a la hipertensión. El aumento del output cardiaco es pocas veces el que causa la hipertensión en los animales. Cuando el corazón presenta lesiones debidas a la hipertensión, en el examen físico se pueden detectar soplos sistólicos y/o ruidos de galope.
La alteración más frecuente relacionada con la cardiomiopatía hipertensiva es la cardiomegalia asociada con la hipertrofia concéntrica del ventrículo izquierdo, aunque los hallazgos ecocardiográficos son variables y puede no diferenciarse de la lesión debida a una cardiomiopatía hipertrófica felina idiopática. Un tratamiento antihipertensivo eficaz puede disminuir la prevalencia de la hipertrofia concéntrica ventricular en los gatos que la hayan desarrollado.
La insuficiencia cardiaca y otras complicaciones graves no son frecuentes, pero pueden ocurrir. Hay casos en los que gatos que no han sido diagnosticados de hipertensión pueden desarrollar de forma inesperada una insuficiencia cardiaca congestiva tras un tratamiento con fluidos. Además, hay gatos con hipertensión secundaria a otras causas (como la enfermedad renal crónica) que pueden morir por complicaciones cardiovasculares.
La epistaxis por alteraciones vasculares debidas a la hipertensión se ha asociado con hipertensión sistémica; pero la hipertensión es pocas veces la causa primaria de la epistaxis. El aneurisma aórtico o la disección aórtica son complicaciones poco frecuentes pero graves tanto en perros como en gatos y suelen necesitar un diagnóstico por imagen avanzado.
El diagnóstico de la hipertensión
El diagnóstico de la hipertensión debe basarse en mediciones fiables de la presión sanguínea y las decisiones terapéuticas tanto en perros como en gatos suelen tomarse en función de los resultados de las presiones sistólicas. La presencia de lesiones en los órganos diana (como por ejemplo la retinopatía o la enfermedad renal crónica) justifican el comienzo del tratamiento tras una única medición; pero en muchos casos, los resultados deben confirmarse repitiendo las mediciones (>2) en varias ocasiones.
La hipertensión, en perros y en gatos, se clasifica en función del riesgo de producir lesiones en los órganos diana:
• Normotenso (riesgo mínimo de LOD) presión sanguínea sistólica <140 mm Hg
• Prehipertenso (riesgo bajo de LOD) presión sanguínea sistólica 140-159 mm Hg
• Hipertenso (riesgo moderado de LOD) presión sanguínea sistólica 160-179 mm Hg
• Hipertensión severa (riesgo alto de LOD) presión sanguínea sistólica ≥180 mm Hg
En casos de pre- (140-159 mm Hg) o hipertensión con riesgo moderado de lesión en los órganos diana (160-179 mm Hg), las mediciones deben hacerse a lo largo de 4 – 8 semanas. Con valores de hipertensión más severa (≥180 mm Hg), el riesgo de que se produzcan lesiones en Hipertensión secundaria: la hipertensión secundaria sería el aumento de la presión sanguínea, persistente, patológico y concurrente con una patología que sabemos que causa hipertensión. La hipertensión puede mantenerse a pesar de estar tratándose la causa primaria y/o puede aumentar tras comenzar el tratamiento.
Hipertensión idiopática: el término "hipertensión primaria" o "esencial" se utiliza en medicina humana para describir la hipertensión patológica persistente en ausencia de una causa subyacente identificable. En animales, esta hipertensión crónica sugiere que hay distintos factores a parte de la regulación neurohormonal y el sistema renal responsables de esta alteración en la regulación.
Recomendaciones generales para el tratamiento de la hipertensión en el gato
El objetivo del tratamiento antihipertensivo es disminuir la probabilidad y la severidad de las lesiones en los órganos diana. Debe individualizarse teniendo en cuenta las posibles patologías subyacentes. Lo ideal es un tratamiento que se pueda dar una vez al día y que se consiga una disminución gradual y persistente de la presión.
El tratamiento de elección es el amlodipino por su eficacia demostrada en gatos con hipertensión idiopática y en gatos con enfermedad renal crónica. Se puede observar una disminución media de 28 a 55 mmHg en gatos que estén hipertensos o en gatos con hipertensión severa.
La dosis inicial sería de 0.625 mg por gato / día cuando la presión es <200 mm Hg, pero en los que presentan valores >200 mm Hg la dosis inicial puede ser de 1.25 mg por gato / día.
Un factor predictivo de la supervivencia en los gatos hipertensos es la proteinuria. En gatos que inicialmente presentan una proteinuria límite o proteinúricos, tienen una disminución significativa de la proteinuria cuando se tratan con bloqueantes del canal del calcio como el amlodipino.