La trayectoria profesional de Óscar del Águila tiene un denominador común: su amor por la fauna silvestre y los parques zoológicos. "Durante la carrera colaboré con zoos y fui veterinario voluntario en varios centros de recuperación de animales silvestres". En 2014 se trasladó a Segovia donde realiza análisis laboratoriales para clínicas, labor que combina con la realización de consultas a domicilio por la zona, principalmente solicitudes de vacunación y desparasitación rutinaria y algún caso urgente por heridas. Ya en 2017 contactó con él la empresa SCROFA para solicitar servicios de gestión de fauna silvestre en varios municipios de Madrid y para ser el veterinario responsable del Centro de Naturaleza Cañada Real. "Actualmente continúo con varios clientes en Segovia que atiendo cuando lo necesitan los fines de semana y con mi trabajo en Madrid".

Cuando le preguntamos qué aporta su trabajo a la labor diaria de los veterinarios nos contesta lo siguiente: "A diferencia de la práctica veterinaria de clínica, el trabajo con fauna silvestre tiene otro enfoque ya que no se debe valorar únicamente el individuo en sí sino la población, por lo que los tratamientos o actuaciones son distintas". En cuanto a los parques zoológicos: "Se actúa principalmente con medicina preventiva para evitar que los animales enfermen. Como conclusión, trabajar con este tipo de animales aporta a los veterinarios varias visiones diferentes dentro de la propia profesión: individuo, población, ambiente, prevención".

Óscar del Águila nos aporta una visión diferente de la actividad veterinaria, sin duda, enriquecedora. "Los veterinarios desde 2009 hasta ahora hemos visto muy reducido el salario debido a la crisis, pero también a la ausencia de un convenio colectivo que debería llevar a cabo los colegios profesionales". Y es que aceptar salarios precarios implica según nuestro protagonista "desprestigiar la profesión y no valorar la gran responsabilidad y la preparación que implica".

A ello se añade la necesidad de fidelizar a un cliente en un mercado cada vez más competitivo. "No es malo que el cliente esté informado, el problema es que esté mal informado". Entonces ¿dónde está la clave? "Conseguiremos fidelizarle en primer lugar actuando bien en cada caso, y en segundo, explicándole de manera divulgativa el porqué, y sobre todo por qué está mal informado". Evidentemente, esto requiere la colaboración de las administraciones públicas. "Es esencial que los gobiernos se conciencien de que hay que actuar a priori, porque si no los problemas, una vez acrecentados, son insalvables". Otra medida necesaria es la reducción del IVA, ya que "los servicios veterinarios son esenciales para la seguridad de la población tanto en salud pública como en seguridad alimentaria".

Resumiendo, se trata de una profesión con múltiples posibilidades de crecer, pero también con importantes retos. "Nuestro principal objetivo debe ser recuperar el prestigio que se ha perdido en las últimas décadas, el veterinario ha pasado de ser un profesional respetado a un mero `dependiente´ de mascotas". Entonces ¿qué hacer con vistas al futuro? "Tenemos que ser más divulgativos y explicar de forma exhaustiva las actuaciones y decisiones que tomamos con el objetivo de generar confianza en los clientes. Debemos mostrarles que no todo lo que leen es lo correcto ni lo ideal".