La prevención, clave para luchar contra los ectoparásitos

Pulgas, flebotomos, mosquitos y garrapatas son cuatro de los #ectoparásitos más comunes en perros y gatos. Prevenir su picadura es clave para evitar graves enfermedades infecciosas.

23/07/2019

Una buena prevención ante los ectoparasitarios es clave, pues si infestan a perros y gatos pueden provocarles graves enfermedades infecciosas. Según la Guía Modular 3. Control de ectoparásitos en perros y gatos, elaborada por la European Scientific Consel Companion Animal Parasites (ESCCAP), en Europa, actualmente, se encuentran una gran variedad ...

Una buena prevención ante los ectoparasitarios es clave, pues si infestan a perros y gatos pueden provocarles graves enfermedades infecciosas. Según la Guía Modular 3. Control de ectoparásitos en perros y gatos, elaborada por la European Scientific Consel Companion Animal Parasites (ESCCAP), en Europa, actualmente, se encuentran una gran variedad de ectoparásitos que se pueden dividir en: pulgas, garrapatas, piojos picadores y masticadores, flebotomos y mosquitos, y ácaros. La guía hace un análisis exhaustivo sobre el diagnóstico de la infestación por ectoparásitos, al igual que las medidas preventivas y el control que se tiene que llevar a cabo.

Pulgas

Frecuentes en toda Europa, las pulgas (principalmente Ctenocephalides felis y C. canis) se alimentan de sangre cuando son adultas y pueden parasitar animales de compañía, como perros y gatos, pero también humanos y otros mamíferos silvestres. El ciclo de Ctenocephalides spp. se desarrolla en el exterior, principalmente, en las estaciones más cálidas y en el interior si las condiciones de temperatura y humedad son idóneas. Una vez depositada en el cuerpo del animal, y tras 24-28 horas, las hembras empiezan a poner los huevos, hasta 50 por día. Las pulgas adultas son marrones, aplanadas lateralmente y miden entre uno y seis milímetros. Asimismo, tienen que alimentarse de sangre a diario para poder vivir; pese a que pueden hacerlo, no suelen tender a cambiar de hospedador y pueden llegar a permanecer hasta 160 días en el mismo.

En cuanto a los signos clínicos, el número de pulgas que tenga un animal puede variar de uno a otro, pudiendo influir en ello la higiene de la mascota. Así, la intensidad de los mismos dependerá de la frecuencia y duración de las infestaciones, infecciones secundarias y otras enfermedades y el grado de hipersensibilidad. Hay que tener en cuenta, además, que hay animales alérgicos a las pulgas o que pueden desarrollar una reacción de hipersensibilidad a la saliva de las pulgas. En estos casos, el perro o el gato tendrán síntomas de dermatitis alérgica a la picadura de este animal (DAPP) que pueden consistir en prurito, alopecia -por el autotraumatismo por el propio lamido o mordedura-, pelo quebradizo, pápulas y máculas eritematosas con formación de costras. Estas lesiones suelen estar presentes, principalmente, en la zona lumbosacra, aunque pueden llegar hasta muslos y abdomen. La DAPP es una de las enfermedades dermatológicas más comunes.

La manera más sencilla de detectar si un animal tiene pulgas es a través del peinado del pelo del animal sobre un fondo blanco de papel o de tela antes humedecido. De esta manera, es más fácil divisar tanto las pulgas adultas como sus deyecciones -pequeñas motas negras con un halo rojizo alrededor-. Sin embargo, hay que tener en cuenta que en algunos casos, debido a la longitud y espesor del pelo del animal, puede ser algo más complicada esta tarea de diagnóstico. La DAPP, asimismo, se puede diagnosticar con un test intradérmico.

Según la ESCCAP, "el uso de antiparasitarios altamente eficientes frente a pulgas y de larga acción están indicados para el tratamiento de infestación por pulgas adultas en los animales". De esta manera, según el grado de infestación y el fármaco usado, el tratamiento tendrá que aplicarse varias veces hasta su total control. Además, si en el hogar hay más de un animal, el tratamiento tendrá que realizarse a la vez en todos ellos. Es clave hacer un uso regular de los productos que eliminan las pulgas adultas del hospedador, pues de esta manera se contribuirá a la reducción total de todas las pulgas en el ambiente, incluso las que todavía no han nacido. Sin embargo, para tener el máximo éxito en el control, se debería hacer un protocolo específico para cada caso, pues hay que tener en cuenta el grado de infestación, pero también si hay otros animales, dónde reside el animal o si tiene DAPP. "Los productos de aplicación sobre el animal o en el medio ambiente suelen ser adulticidas y/o inhibidores del crecimiento (IGR). Otras medidas de control como el aspirado de alfombras y la limpieza de la cama de los animales puede ayudar a reducir la presencia de estadios en el medio ambiente", comentan en la Guía.

Garrapatas

Las Enfermedades Transmitidas por Garrapatas (ETG) engloban una gran variedad, entre las que destacan borreliosis (enfermedad de Lyme), louping-ill (Flavivirus), la encefalitis transmitida por garrapatas en Europa (Virus TBE), babesiosis, ehrlichiosis y anaplasmosis.

En la mayoría de nuestro continente las garrapatas son endémicas, llegando a haber más de 12 especies diferentes que se distribuyen según su biología, el clima y la zona geográfica. Las infestaciones suelen ser, principalmente, en primavera y verano. En cuanto al ciclo biológico, explican en la ESCCAP, "las garrapatas presentan un ciclo con tres hospedadores. En cada estadio de su ciclo biológico se alimentan sobre un nuevo hospedador después de buscarlos activamente subiendo a las hojas de pequeñas plantas o la hierba".

Las garrapatas, principalmente, se sitúan en zonas sin pelo como la cara, orejas, axilas, espacios interdigitales, región inguinal y perianal. Sin embargo, pueden encontrarse en toda la superficie corporal. De hecho, las hembras grávidas son fáciles de divisar, pero no tanto los machos, las hembras no alimentadas, las ninfas o las larvas.

Al igual que con las pulgas, las garrapatas pueden provocar reacciones cutáneas localizadas o microabscesos. Cuando se divisa una, hay que retirarla rápidamente para que no transmitan patógenos. Para ello, se pueden usar unas pinzas concretas y no es recomendable utilizar aceites, alcohol o éter, al igual que tampoco se tiene que apretar demasiado el abdomen de la garrapata para no favorece la transmisión de las ETGs. Asimismo, en cuanto al tratamiento, desde la ESCCAP recomiendan el tratamiento con un acaricida registrado, "ya que podría haber garrapatas que no se han detectado, en concreto las larvas y ninfas".

En cuanto al control de las garrapatas, hay que intentar limitar el acceso a zonas peligrosas, principalmente en épocas más cálidas, cuando hay mayor riesgo. Se recomienda también realizar una inspección de los animales después de realizar las actividades en el exterior. En caso de que se encuentre alguna, retirarla inmediatamente. También se tiene que usar acaricidas, especialmente que sean resistentes al agua y de larga duración, y la profilaxis tiene que cubrir todo el periodo de actividad del animal. Recuerdan también en la ESCCAP que los animales de compañía que se desplacen a zonas con presencia de garrapatas y ETGs "también deben recibir un tratamiento regular con productos acaricidas, particularmente si estas ETGs no son endémicas en su país de origen. Los acaricidas con actividad repelente y/o un efecto acaricida inmediato reducen la exposición a las garrapatas y por tanto la posibilidad de contraer ETGs".

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