Nos vamos hasta Guadalajara para conocer a Mario Gil, director del Centro Veterinario Sanivet. Los más de 20 años que lleva al frente de este proyecto le han valido para atesorar una amplia experiencia y práctica. "Atendemos todas las especialidades de la medicina veterinaria y disponemos de un servicio de ecografía, ecocardiografía y cardiología en el que atendemos casos propios". También cuentan con planes de salud y soluciones integrales para la mascota. "Me he formado mucho todos estos años, y aún ahora continuo yendo a simposios, congresos, cursos, seminarios y estancias, tanto en España como en el extranjero".

Y es que la formación es clave para una profesión en constante evolución. "La actualización de los conocimientos es fundamental en la veterinaria, así como la especialización. Por ejemplo, desde hace más de 10 años dirijo todos mis esfuerzos a la adquisición de los últimos avances en el diagnóstico por imagen, más concretamente en el campo de la radiología y la ecografía".

Una labor diaria, la de Mario Gil, que compagina desde 1992 con la parte de la gerencia. Todos estos años le han valido para conocer de cerca la profesión, cómo ha evolucionado y cuáles son los principales problemas del sector: "La veterinaria tiene futuro siempre y cuando el profesional sea consciente de que debe cobrar lo que le corresponde por el trabajo bien hecho y de calidad, y se controle el intrusismo cada vez más creciente".

Pero también concienciando a la población del valor añadido que aporta la veterinaria no sólo en la prevención de la salud animal, sino también de la humana. "El mayor reto que tenemos es el de informar a la sociedad de forma adecuada trasladándole la importancia de nuestra actividad para la salud pública".

Esto debe ir acompañado de un control de la calidad de los servicios médicos veterinarios. Por ello Mario Gil apuesta por "una certificación interna que diferencie aquellas clínicas que dispongan de unos medios y den unos servicios de calidad, de aquellas otras cuyo principal atractivo es el bajo precio sin considerar la calidad y seguridad del trabajo realizado".

Por el contrario, la rutina de trabajo debe ser "llegar a acuerdos de colaboración entre los propios veterinarios para ofertar más y mejores servicios, trabajando para mejorar nuestra imagen como profesionales de la salud y no compitiendo en precio, sino en calidad", añade nuestro protagonista, y concluye: "La competencia en precio denigra nuestra profesión".

Mario Gil lo tiene claro. Como también tiene claro hacia dónde debe dirigirse el futuro: "Debemos ser honestos en nuestro trabajo y seguir formando a nuestros clientes en lo que es nuestro trabajo y el valor que éste tiene, sólo así lograremos ser competitivos y eficientes".

¿Y en cuanto a la acción gubernamental? "Los gobiernos deberían otorgar un mayor poder de control y decisión a los veterinarios en el uso y tenencia de medicamentos de uso veterinario en lugar de ponerlo en manos de otro tipo de profesionales no formados en fisiología, farmacología y terapéutica animal".

Éste es el modelo de futuro de una profesión en la que queda mucho por hacer y sobre todo por reivindicar, habida cuenta de la importante repercusión que tiene para nuestras vidas.