Luis Bernardo es el fundador de la Asociación Mundo Vivo, una ONG con base en Llanes (Asturias) que da asistencia veterinaria solidaria. "Nuestra razón de ser es que ningún animal sufra innecesariamente por no disponer de la ayuda sanitaria necesaria para su curación. Los anima- les no tienen la culpa de la economía mundial y no todos tienen la suerte de tener un papá o un patrocinador que les solvente", explica Bernardo, que siempre quiso ser veterinario porque, sencillamente, adora a los animales y no soporta verles sufrir. En 2002, tras haber trabajado en su país natal, México, y Canadá, se asentó en Asturias, en donde abrió un año después una clínica veterinaria que, con el paso del tiempo, acabó convirtiéndose también en la sede de la ONG. "Tengo la clínica desde 2003 y me di cuenta de que había mucha necesidad de atender animales que no tienen recursos, animales de la calle, silvestres o de personas que no pueden pagar cantidades importantes por los tratamientos. Eso fue creciendo y creciendo y lo iba haciendo bajo mis posibilidades hasta que creamos la Asociación, aunque también se nos ha desbordado porque ya abarcamos un montón de sectores", explica.

Gatos callejeros

Se refiere a que, además de atender a los animales abandona- dos, callejeros o salvajes, también mantienen una lucha activa de denuncia contra el maltrato, la crueldad y la desatención hacia los animales de cualquier especie y en cualquiera de sus formas. Menciona el caso de un delfín que falleció en el puerto de Llanes después de tener en vilo a la población tres días. "Decían que había salido con otro banco de delfines y al poco apareció muerto. Vamos a poner una denuncia", dice. En Mundo Vivo todos los días son excesivamente atareados. Basta con ver el perfil de la ONG en las redes sociales. "Hoy nos trajeron un gato callejero que había sido atropellado cuando ya habíamos operado a otro también de la calle que tenía una fractura y una hernia inguinal gigantesca. Eso nadie lo paga. Este mes ya hemos atendido a 26 gatos de colonias", dice Bernardo. "El domingo pasado nos avisaron de un corzo que estaba en Cantabria que tenía la columna vertebral rota, pegaba unos berridos tremendos y nadie lo quería sacrificar", relata.

Gaviotas y cerdos vietnamitas

"Atendemos a muchos animales salvajes porque no siempre hay servicio de la administración", explica. No en todos pueden, pero si se trata de corzos o jabalíes heridos primero piden per- miso al coto en el que fueron encontrados. "Al año atenderemos a unos 300 o 400 animales de todo tipo. Es una barbaridad", asegura, explicando que incluso dan asistencia veterinaria a gaviotas, que no tienen ningún valor de fauna. "Las operamos, las rehabilitamos y las soltamos si es posible. Si no, las llevamos a un centro de recuperación. Estamos abiertos a todo".

Incluso en 2016 colaboraron con el Ayuntamiento de Oviedo para capturar los 22 cerdos vietnamitas que se encontraron cuando se derribó el último poblado chabolista de la ciudad. "En principio eran ocho cerdos y lo habían intentado los trabajadores del albergue municipal de animales abandonados, pero no cogieron ni uno en ocho horas porque llevaban un lazo y los cerdos no tienen cuello. Hicimos una red de voluntarios y en tres horas cogimos a los 22. Los castramos, les pusimos el microchip y los dimos en adopción", recuerda.

Un águila real y un león

En Mundo Vivo también tienen gran experiencia en aves. Y, de hecho, en una ocasión, alguien les llevó un ejemplar de águila real, una de las especies que forman parte del Catálogo Nacional de Especies Amenazadas y que en Asturias es además especie vulnerable.

"La encontraron en un monte, inconsciente mientras la comían un montón de cuervos. Llamé a Medio Ambiente y les pareció tan increíble que me dijeron que era imposible, que sería un pardón. Pesa siete kilos, les dije -recuerda Bernardo-. Al final, vino todo el mundo a la clínica, incluso un especialista de Madrid, y como vieron que estaba bien atendida me la dejaron. Había sufrido una intoxicación, le pusimos un montón de tratamientos y se recuperó muy bien. Se le puso un GPS y se liberó".

Es una de las experiencias que más le han marcado con la fauna salvaje. La otra es la de un león que fue rescatado de un circo en 2015 y al que apodaron Mojito. "Tenía un maltrato tremendo. Se le hizo de todo y ahora está en un centro de recuperación en Alicante". Mojito, cuando llegó a Mundo Vivo procedente del sur de España, no tenía ni un año de edad. Sufría de parálisis esofágica. "Lo sedaban todos los días y le daban de comer leche con pan para que no creciera. Tenía muchos problemas y hubo que ponerle un balón de dilatación esofágica varios meses. Es un animal al que ahora hay que hacerle papilla de carne para comer porque no tolera trozos mayores de tres centímetros. Y pesa 250 kilos. Es lo más difícil que hemos tenido", dice Bernardo.

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