"En oncología veterinaria valoramos más la calidad que la cantidad de vida"

La oncología veterinaria es una especialidad en constante crecimiento e investigación. La incidencia creciente del cáncer a medida que las mascotas alcanzan edades más avanzadas y el cambio en la relación con ellas, considerándolas “uno más de la familia”, ha conducido a un mayor desarrollo y a una evolución positiva de esta especialidad, según revela la doctora Eva Rollón.

10/01/2019

De "muy satisfactoria" califica la situación que vive actualmente la oncología veterinaria la doctora Eva Rollón, oncóloga veterinaria. Para ella hay varios factores que han contribuido al desarrollo de esta especialidad. En primer lugar, el hecho de que el cáncer ya no sea sinónimo de eutanasia como lo era hace ...

De "muy satisfactoria" califica la situación que vive actualmente la oncología veterinaria la doctora Eva Rollón, oncóloga veterinaria. Para ella hay varios factores que han contribuido al desarrollo de esta especialidad. En primer lugar, el hecho de que el cáncer ya no sea sinónimo de eutanasia como lo era hace 25 años, algo en lo que, en su opinión, "han contribuido los medios de comunicación y su labor difusora de los avances en el tratamiento de la enfermedad en medicina humana". En segundo lugar, "los propietarios son cada vez más exigentes en la búsqueda de atención para su mascota como paciente oncológico", sostiene la experta, quien añade que las mascotas se consideran "un miembro más de la familia" y los lazos afectivos entre propietarios y animales son cada vez más estrechos. "Quienes tienen un animal de compañía demandan un mejor diagnóstico, que instauremos las medidas terapéuticas necesarias para que superen la enfermedad o que consigamos el máximo tiempo de supervivencia con una buena calidad de vida", afirma.

Finalmente, el tercer factor aportado por Rollón es la existencia de "cada vez más veterinarios especializados en este campo con una excelente formación para atender la creciente demanda". Si bien, la especialidad ha avanzado con cierto retraso respecto a otros países europeos o a EE.UU., lugares donde el cambio social de relación con las mascotas se produjo antes y donde el vínculo emocional aumentó particularmente en ambientes urbanos.

Retraso en investigación

También en investigación señala Rollón que nos quedamos algo atrás respecto a otros países en los que hay mayores partidas presupuestarias de los gobiernos o una fuerte aportación económica de empresas privadas, y en los que, además, la oncología comparada está más avanzada. Respecto a esta última, indica que en EE.UU. llevan apostando por ella desde hace más de treinta años. La define como una especialidad en la que médicos, veterinarios e investigadores trabajan juntos para entender mejor el cáncer y los tratamientos que pueden vincular a mascotas y personas. "Se necesitan modelos de investigación con animales que imiten el sistema inmunológico humano para estudiar por qué algunos fármacos funcionan en el hombre y otros no", explica.

En su opinión, está demostrado que los perros tienen cáncer de manera similar al hombre. Asegura en este sentido que "ambos comparten algunas mutaciones genéticas causantes del cáncer y lo padecen de forma natural, a diferencia de los ratones, a los que hay que inducírselo. Además, sus tumores no son genéticamente tan complejos como en los humanos y las respuestas inmunitarias son diferentes", recalca. Recuerda Rollón que por ello los ensayos clínicos que se están llevando a cabo en la actualidad incluyen estudios para animales de compañía con tu- mores cerebrales, osteosarcoma, linfoma y sarcoma de tejidos blandos, entre otros.

También los tratamientos oncológicos que existen en medicina veterinaria son los mismos que se emplean en la humana: cirugía y radioterapia para tratar tumores de forma local, y quimioterapia con los mismos fármacos en ambos casos. Sin embargo, las dosis en veterinaria son menores para limitar los efectos secundarios y permitir que las mascotas realicen una vida normal durante el tratamiento. "En oncología veterinaria valoramos más la calidad de vida que la cantidad de vida. El principal objetivo de la oncología veterinaria es prolongar la supervivencia manteniendo calidad de vida", apostilla.

Avances de la especialidad

Continuar avanzando en el diagnóstico de las alteraciones genéticas responsables del desarrollo del cáncer es, para Eva Rollón, el fundamento de la oncología que vendrá. A su parecer, eso permitiría diseñar tratamientos más específicos. "Este campo está empezando a desarrollarse en medicina veterinaria con la comercialización de los primeros anticuerpos monoclonales, junto con la terapia dirigida y la terapia inmunogénica", explica Eva Rollón, quien considera que será un aspecto básico en el manejo de sus pacientes en los próximos años.

En cuanto a los progresos dentro de la especialidad, uno de los principales desde el punto de vista de diagnóstico es la posibilidad de realizar pruebas de imagen avanzadas (TAC, resonancia magnética), a las que actualmente tienen acceso los veterinarios. "Eso nos ayuda a diagnosticar tumores en zonas poco definidas por radiografías convencionales, por ejemplo la cavidad nasal o el cerebro, y a valorar de forma más detallada la extensión de las lesiones para planificar mejor las intervenciones quirúrgicas", comenta. Y desde la perspectiva terapéutica, la implantación en España de instalaciones para administrar radioterapia, "de las que carecíamos hasta hace dos años, nos ha permitido ampliar el espectro de tumores tratables", recalca Eva Rollón. Sostiene, no obstante, que esta modalidad terapéutica está condicionada por su elevado precio y por la necesidad de anestesias repetidas al precisar que el animal esté completamente inmóvil.

Por otra parte, en los últimos cinco años se han diseñado nuevas terapias y fármacos para el tratamiento oncológico específico para pequeños animales que, en opinión de la experta, "ofrecen posibilidades muy interesantes". Estos nuevos tratamientos se basan en el uso de terapias inmunológicas, como las vacunas desarrolladas para reconocer y matar células neoplásicas o estimulantes de la inmunidad anticancerígena, y terapias dirigidas, como los inhibidores de la tirosina quinasa o los anticuerpos monoclonales, ya disponibles en EE.UU. para su uso en el linfoma canino. "Su aparición nos ha aportado unos resultados muy esperanzadores en tumores con poca res- puesta a la quimioterapia o resistentes a múltiples tratamientos citotóxicos", explica Rollón. Señala también que muy a menudo estas terapias se combinan, de forma que un paciente puede operarse y después tratarse con quimioterapia, radioterapia, inmunoterapia y terapia dirigida.

A nivel menos práctico, indica que existen muchos tratamientos muy sofisticados que todavía no pueden aplicarse de forma rutinaria, pero en general "la mejor preparación de los cirujanos permite que cada vez se realicen intervenciones quirúrgicas más agresivas con mejores resultados".

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