Entre los aspectos más destacables a la hora de evaluar la actividad de los tratamientos frente a este tipo de parásitos, se encuentra la rapidez con la que éstos los eliminan, aliviando los efectos nocivos directos que producen, a la vez que reducen el impacto de las respuestas alérgicas y rompen su ciclo de vida. En este trabajo se recogen los resultados de un estudio de campo llevado a cabo para demostrar la eficacia de las dosis orales mensuales de sarolaner (Simparica®, Zoetis), administradas a una concentración mínima de 2,0 mg/kg p.v., frente la infestación natural de pulgas en perros. En dicho estudio, en el que se incluyeron 13 perros, también se investigó la mejoría de los signos clínicos asociados con la dermatitis alérgica producida por las pulgas (DAPP). Dada la actividad ascaricida mostrada por el solaraner en diversos estudios previos, la eficacia de este producto también se evaluó de forma complementaria en tres animales con demodicosis generalizada.

Palabras Clave: Ctenocephalides felis, Ctenocephalides canis, Sarolaner, Simparica™, Pulgas, Perro, Demodex spp., demodicosis.

Introducción

Los ectoparásitos permanentes o semipermanentes más comunes en los perros son las pulgas, las garrapatas y los ácaros responsables de distintos tipos de sarna. Ctenocephalides felis felis (C. felis), la pulga del gato, se considerada como el ectoparásito más frecuente e importante de perros y gatos (Rust and Dryden, 1997), considerándose endémica en todo el mundo. Ctenocephalides canis (pulga del perro) tiene una distribución y una biología similares a los C. felis (Krämer y Menke, 2001), pero generalmente se detecta con menos frecuencia. Ambos agentes son reconocidos como una causa importante de prurito en los animales de compañía, a los que se asocia otros signos clínicos entre los que se encuentra la aparición de pápulas, eritema, descamación, alopecia y dermatitis/piodermatitis.

Las pulgas adultas llevan a cabo una actividad hematófaga, para lo cual sus piezas bucales penetran en la piel y ocasionan una irritación local, causada por los antígenos salivares que inyectan al alimentarse. Excepcionalmente, las infestaciones muy intensas pueden llevar a la aparición de anemia. A las pulgas se les reconoce como hospedadores intermediarios del cestodo del perro Dipylidium caninum, y se les atribuye su capacidad de transmitir diversos agentes infecciones entre los que se encuetra Bartonella henselae (Kwochka, 1987; Foil et al., 1998; Breitschwerdt y Kordick, 2000; Krämer y Menke, 2001; Breitschwerdt et al., 2010).

En algunos perros, la exposición a las pulgas puede provocar una dermatitis alérgica (DAPP), que se considera la enfermedad dermatológica más común en los perros domésticos (Dryden, 2009). La resolución de este problema dermatológico depende directamente de la eliminación de las pulgas, ya que estas son la fuente del desafío alergénico, por lo que la prevención de las infecciones resulta fundamental en estos casos (Olivry et al., 2010). Los objetivos clave en los programas de control de pulgas que se instauren, han de incluir una rápida eliminación de pulgas adultas con el doble objetivo de reducir las reacciones alérgicas inducidas por éstas, a la vez que frenar la producción de huevos, interrumpiendo cortando el ciclo biológico del parásito en este punto. Por otro lado, debe considerarse también como objetivo prioritario la prevención de la reinfestación (Carlotti y Jabos, 2000). Estos programas de control, además de un efecto sobre las dermatitis asociadas a pulgas en animales alérgicos, contribuirían a proteger a las mascotas y sus dueños de la exposición a los patógenos transmitidos por estos insectos, al minimizar la exposición a los mismos.

El control de las pulgas recurre habitualmente al uso de diversos productos antiparasitarios, generalmente en aplicaciones "spot on", con una frecuencia mensual (Dryden y Payne, 2004; Rust, 2005). Estos procedimientos de control incluyen principios activos de varios grupos químicos, entre los que se encuentran fenilpirazoles (fipronil), neonicotinoides (imidacloprid), algunos piretroides (permetrina y fenothrin) o avermectinas como la selamectina (Rust, 2005). También se han empleado productos con un efecto regulador del crecimiento de estos insectos (lufenurón, piriproxileno y metopreno), capaces de ejercer un control de las pulgas, interrumpiendo el desarrollo del huevo y las larvas. Otro grupo de productos utilizados por vía oral en el control de ectoparásitos ha sido el espinosad (sólo para pulgas) y los compuestos de isoxazolina, estos últimos de forma más reciente, y que han mostrado su utilidad en el control tanto de pulgas como de garrapatas.

Dentro de esta última clase de antiparasitarios se encuentra el sarolaner (Simparica®, Zoetis), que en diversos estudios ha mostrado una importante actividad tanto frente a las pulgas, como frente a las garrapatas y los ácaros de la sarna sarcóptica tras su administración por vía oral (Becskei et al., 2016). Esta actividad se ha confirmados a dosis mínimas de 2 mg/kg p.v., siendo capaz de eliminar a las pulgas adultas en las tres horas siguientes al tratamiento, persistiendo además su actividad insecticida frente a éstas, durante 35 días tras el tratamiento (Six et al., 2016).

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