"Después de trabajar tres años en un hospital de urgencias de pequeños animales donde pude poner en práctica todos los conocimientos aprendidos en la carrera, tomé la iniciativa de abrir mi propia clínica, el Centro Veterinario El Coronil. Fue una decisión complicada, pero ahora me alegro enormemente porque me permite dar mayor atención a los clientes y estar más cerca de mi familia", explica Nélida Durán, propietaria de Centro Veterinario El Coronil.

Se describe como médico de familia en el ámbito veterinario, lo cual es fundamental en el ejercicio profesional: "Como ocurre en la medicina humana, es el primer servicio que se presta y el más demandado. No obstante, nuestro centro también está dotado de ecógrafo, máquina de rayos X, servicio de analíticas, quirófano, peluquería, etc. Por lo que damos todos los servicios necesarios para la salud de la mascota".

Segura, decidida y empresaria, nos habla de los avances en dermatología, especialidad que ha experimentado gran desarrollo. "Algunas de las novedades más recientes son los nuevos tratamientos que se usan para las dermatitis atópicas, y la utilización de la inmunoterapia". Novedades en el tratamiento de afecciones, pero también en la prevención. "Los propietarios son ahora más conscientes de la importancia de prevenir las enfermedades con actuaciones como el uso de repelentes de mosquitos o hábitos de alimentación".

Y en este sentido la actividad veterinaria se orienta cada vez más a la realización de chequeos periódicos con el fin de detectar precozmente alguna enfermedad y poder poner tratamiento antes de que se presenten los síntomas. "Mi labor como veterinaria es la salud preventiva a la mascota, y un seguimiento periódico. Concienciar al propietario de las pautas que debe seguir para que de esta manera pueda disfrutar de su animal".

De ahí que la labor del profesional veterinario debiera considerarse más allá de la salud de las mascotas, esto es, como garante de la salud pública de los ciudadanos. "Desarrollamos una función esencial para nuestra sociedad que debe ser reconocida". Pero, para ello es fundamental también que los veterinarios ofrezcan toda la información necesaria tanto a la ciudadanía como al cliente particular. "Uno de nuestros principales fallos es que no informamos al paciente de todos los pasos que vamos dando y, un cliente inseguro, se vuelve volátil", advierte, y añade: "Hay que facilitarle explicaciones en torno al tratamiento y al presupuesto para que pueda tomar las decisiones con seguridad".

Otra de las cuestiones importantes –también para la sostenibilidad de la propia clínica veterinaria– es la fijación de precios. "Pienso que el cliente se fideliza con los actos, debe sentirse informado en todo momento y, por supuesto, la relación calidad precio debe ser justa". De ahí que Nélida entienda que uno de los obstáculos clave es la bajada del IVA. "Muchos veterinarios hemos asumido el incremento de los impuestos para no repercutir en los precios de nuestros servicios, viendo como nuestros ingresos disminuyen".

Pero ahí no terminan las dificultades. Nuestra protagonista demanda más ayudas y apoyos por parte del gobierno. "En los últimos años, se multiplican los requisitos y las exigencias en materia de legislación que no hacen más que dificultar nuestro trabajo. A ello se suma que cada vez recibimos menos ayudas estatales. Esto se podría solucionar con campañas o con subvenciones de apoyo al sector".

No obstante, confía en el futuro de la profesión. "Somos un colectivo fuerte y debemos seguir trabajando por la calidad de nuestros servicios. Sólo así lograremos hacer frente a las clínicas low cost. También debemos seguir avanzando técnicamente y apostar por una mayor formación y actualización".