Con mucho trabajo, pero con gran entusiasmo, esta veterinaria ha logrado hacer realidad su sueño. Al terminar la carrera nunca pensó que iba a llegar tan lejos. Después de un tiempo de sustituciones decidió abrir su propia clínica veterinaria. Hoy en día es propietaria de Clínica Veterinaria Campos Elíseos en el centro de Cádiz. "Para mí ha sido un reto tener un negocio propio, ya que no soy empresaria de profesión, pero ha sido una experiencia maravillosa. De hecho, animo a los compañeros que se incorporan a la vida laboral a formarse y hacer estancias en hospitales y clínicas de referencia para poder iniciar el camino a su proyecto personal, ya sea de forma individual o como sociedad".

Así nos recibe Enma Vílchez, con este mensaje positivo, y con las ideas claras sobre cómo hay que gestionar un negocio: apostar por un trato único y personal –puesto que sólo así se logrará fidelizar al cliente–, e invertir en capital humano; ella lo hace implantando dinámicas de trabajo que contribuyan a conciliar la jornada laborar con la vida personal.

Un centro, el que ella dirige, que pronto estrenará nuevo local más amplio y cómodo, y que ofrece todo tipo de servicios, entre los que se encuentra la fisioterapia, la quiropráctica y la acupuntura. "En nuestro día a día aportamos valor añadido a la actividad veterinaria teniendo como objetivo final el bienestar de las mascotas, además de otros aspectos, como las condiciones económicas de nuestro cliente. Así, por ejemplo, utilizamos protocolos vacunales y desparasitaciones intentado que sean completas y ajustadas al bolsillo de cada cliente".

Y ese valor añadido es precisamente el que subraya el perfil sanitario del profesional veterinario. "Una de las mayores reivindicaciones del sector es la necesidad que tenemos de que los propietarios nos vean como lo que somos: sanitarios imprescindibles, responsables y en continua formación". Tarea que a veces se convierte en ardua y difícil, mas no imposible. "Cada día estamos profesionalizando más nuestra actividad, demostrando que somos un agente imprescindible no sólo en la sanidad animal, sino también humana; aunque aún nos queda mucho por andar hasta alcanzar una concienciación social real".

Esto se convierte en una labor aún más compleja si tenemos en cuenta el mercado competitivo y la multiplicación de clínicas low cost. Enma tiene clara su posición al respecto: "Únicamente podemos fidelizar al cliente con el trato personalizado y la formación constante. No creo que la tendencia de grandes clínicas low cost y su política de cliente ayude a mantener la profesión", advierte, y concluye: "Por el contrario, pienso que, tal y como ha ocurrido en otros sectores, terminará con todo lo que hemos creado. Por tanto, es importante no entrar en una guerra de precios porque desprestigia al profesional y su trabajo".

Y en todo esto ¿qué tiene que puede hacer el Gobierno?: "Debemos tener una tasa impositiva acorde a nuestra situación. Es necesaria la bajada del IVA, ya que los impuestos altos nos obligan a incrementar las tarifas. Esto nos lleva a que los propietarios gasten poco en sus animales o simplemente no vengan a revisiones obligatorias".

No obstante, esta joven veterinaria es optimista. "Seguiremos creciendo, porque lo estamos haciendo bien. Es una profesión maravillosa que tiene futuro siempre y cuando miremos por ella. Por otra parte, tendremos que luchar contra el intrusismo profesional que genera informaciones erróneas y mala reputación".