
Estado: Esperando
Con la llegada de la Navidad, vuelve una de las decisiones más impulsivas -y peligrosas- de estas fechas: regalar un perro como si fuera un juguete. Ante el aumento tradicional de compras de cachorros durante las semanas previas a las fiestas o de adopciones impulsivas en estas fechas, la experta ...
Con la llegada de la Navidad, vuelve una de las decisiones más impulsivas -y peligrosas- de estas fechas: regalar un perro como si fuera un juguete. Ante el aumento tradicional de compras de cachorros durante las semanas previas a las fiestas o de adopciones impulsivas en estas fechas, la experta en cría responsable y presidenta de la Fundación Impulso para el Futuro (FIF), Jacqueline Lasry, lanza un mensaje claro:
"Un perro no debe ser un regalo de Navidad. Es un compromiso de muchos años, no un objeto que se entrega envuelto en papel".
Los perros NO son juguetes: las Navidades normalmente no son el momento más adecuado
Lasry explica que Navidad es, precisamente, la peor época del año para incorporar un perro a una familia:
Las rutinas están alteradas.
Hay viajes, compromisos, reuniones y exceso de estímulos.
Los niños pueden asociarlo a un capricho o a un objeto más dentro de la lista de regalos.
"No podemos convertir a un ser vivo en un premio debajo del árbol. Los niños deben aprender que los perros no son juguetes, sino compañeros de vida", recalca la experta.
Un perro implica responsabilidad, tiempo y adecuación al estilo de vida
Adoptar o comprar un perro requiere un análisis profundo sobre la vida real de la familia, no sobre la emoción del momento. Entre las preguntas clave:
¿Tendremos tiempo para sacarlo varias veces al día?
¿Tenemos un espacio adecuado para su tamaño y nivel de energía?
¿Nuestro ritmo de vida encaja con las necesidades de esa raza o tipo de perro?
¿Estamos preparados para cuidarlo durante más de 12 años?
"No es lo mismo vivir en un piso pequeño, sin tiempo para paseos largos, que en una casa con jardín. Ni todas las razas tienen las mismas necesidades. Elegir sin conocimiento es un error que acaba pagando el perro", advierte Lasry.
El gran riesgo: compras impulsivas y vendedores no responsables
Cada Navidad aumentan las compras rápidas por Internet, redes sociales o anuncios anónimos. Lasry insiste en que ese es uno de los mayores peligros:
"Ni por teléfono, ni por Internet, ni por Facebook. Un criador responsable no vende así. No recomiendo a nadie adquirir un cachorro sin ver primero dónde se cría, cómo vive y quién está detrás".
Entre las advertencias clave:
Desconfiar de quien ofrece envíos a domicilio.
Evitar a quienes enseñan solo fotos "perfectas".
Nunca aceptar que un cachorro se mande por transporte: "Un perro no se envía. Se recoge. Es un miembro de la familia".
Además, subraya que la mayoría de las estafas y compraventas ilegales se concentran precisamente en estas fechas, aprovechando la urgencia y la ilusión de las familias.
Si aun así se va a adquirir un perro, debe hacerse con supervisión experta
La experta insiste en que la única forma responsable de hacerlo es:
A través de un criador acreditado y especializado.
Que permita visitar las instalaciones.
Que muestre a los padres, los controles veterinarios y las condiciones reales de cría.
Que acompañe a la familia antes, durante y después de la entrega.
"Un buen criador es transparente. No vende: acompaña. Su prioridad es el bienestar del perro, no la transacción", concluye Lasry.
Esperar es la decisión más responsable
La Fundación Impulso para el Futuro es clara: la Navidad por lo general no es el momento más adecuado para traer un perro a casa.
Lasry lo resume así: "Si realmente quieres un perro, hazlo bien y en el momento correcto. No en Navidad. Un perro no es ilusión de un día, es compromiso de muchos años".