La curiosidad y el autocontrol, claves del "perro genio" capaz de aprender cientos de palabras

Un estudio internacional revela por primera vez los rasgos cognitivos que distinguen a los rarísimos perros capaces de identificar cientos de objetos por su nombre. La investigación apunta a tres factores decisivos: curiosidad, concentración e inhibición.

Estado: Esperando

04/12/2025

Dicen que la curiosidad mató al gato, pero podría ser una de las claves de las capacidades cognitivas de los perros, según un estudio del Dog Cognition Centre de la Universidad de Portsmouth (Inglaterra) y la unidad DogStudies de la Universidad Friedrich Schiller de Jena (Alemania). La investigación, publicada en la ...

Dicen que la curiosidad mató al gato, pero podría ser una de las claves de las capacidades cognitivas de los perros, según un estudio del Dog Cognition Centre de la Universidad de Portsmouth (Inglaterra) y la unidad DogStudies de la Universidad Friedrich Schiller de Jena (Alemania).

La investigación, publicada en la revista Scientific Reports del grupo Nature, muestra por primera vez que ciertos rasgos cognitivos -como la curiosidad- son los factores principales que explican la habilidad excepcional de los llamados "perros aprendices de etiquetas" (label-learning dogs) para reconocer muchos objetos por su nombre.

Estos perros, conocidos por los científicos como label-learner dogs, pueden reconocer cientos de objetos por sus etiquetas. Es decir, son capaces de identificar un amplio abanico de objetos únicamente al escuchar su nombre, sin pistas adicionales.

La profesora asociada Juliane Kaminski, de la Escuela de Psicología, Deporte y Ciencias de la Salud de la Universidad de Portsmouth, explica:

"Ser capaz de señalar correctamente una variedad tan amplia de objetos no es algo que cualquier perro pueda hacer. Es extremadamente raro y parece ser una capacidad natural inherente a ese perro en concreto, no una cualidad que muchos perros posean".

La Dra. Kaminski y su colaboradora alemana, la Dra. Juliane Bräuer, buscaron perros que sus dueños consideraban aprendices de etiquetas. Encontraron 11, procedentes de cinco países: Reino Unido, Estados Unidos, Suiza, Países Bajos y Alemania.

Los perros tuvieron que superar una prueba previa para ser seleccionados. En este test debían demostrar su habilidad para aprender etiquetas: tenían que traer el objeto correcto de entre varios disponibles solo al oír su nombre, sin poder ver a su dueño ni a ninguna otra persona mientras tomaban la decisión.

Uno de los perros participantes, Flynn, un border collie del Reino Unido. ®Deborah Lightfoot

Como los perros vivían muy alejados entre sí, el estudio se desarrolló como un proyecto de "ciencia ciudadana", en el que la persona que realizaba los experimentos era el propio dueño. Los propietarios de los cinco países recibieron instrucciones detalladas sobre cómo aplicar una serie de ocho pruebas cognitivas a sus perros, que medían, por ejemplo, aprendizaje, interés por los objetos y habilidades comunicativas.

Todas las pruebas fueron grabadas por los dueños, lo que permitió al equipo de investigación comprobar que se seguían correctamente los protocolos y analizar con precisión las conductas y elecciones de cada perro.

Los perros seleccionados -entre ellos border collies, mestizos, un perro de agua español y un carlino- participaron en ocho tareas cognitivas diferentes, con el objetivo de averiguar por qué estos perros destacan tanto en su capacidad para aprender cientos de etiquetas de objetos.

En cada caso se evaluaron su curiosidad, capacidad de resolución de problemas, aprendizaje, memoria y comunicación con humanos. Además, se aplicaron exactamente las mismas pruebas a un número equivalente de perros sin habilidades de aprendizaje de etiquetas (grupo de control), emparejados por edad, sexo y raza.

La Dra. Bräuer señala:

"Los perros que aprenden etiquetas son tan poco frecuentes que no fue posible encontrar más de 11 para este estudio. Sin embargo, descubrir diferencias tan claras entre ellos y los perros promedio fue realmente sorprendente".

En los perros aprendices de etiquetas se identificaron tres rasgos de carácter bien definidos que los distinguen:

  • Curiosidad: un interés especialmente intenso por los objetos nuevos.

  • Concentración: un interés específico y sostenido en ciertos objetos.

  • Inhibición: la capacidad de controlar sus reacciones frente a ciertos objetos.

"No me sorprende tanto que la inhibición desempeñe un papel importante", añade la Dra. Bräuer. "Mi propia perra, que no es una aprendiz de etiquetas, siempre ha tenido dificultades para inhibir sus preferencias al resolver problemas. Le gusta tanto la pelota que es incapaz de traer un aro si hay una pelota presente".

La Dra. Kaminski añade:

"Vamos a seguir investigando, porque necesitamos saber si estos rasgos forman parte de la 'dotación' de algunos perros desde que son cachorros, o si se desarrollan con el tiempo y pueden influirse mediante el entrenamiento".

Aunque se necesita más investigación, este estudio podría ser el primer paso para desarrollar una especie de "test de CI para cachorros", que permita evaluar el potencial de los perros jóvenes para aprender a recuperar un gran número de objetos domésticos por su nombre y, a partir de ahí, determinar su idoneidad como perros de servicio: por ejemplo, para ayudar en casa a personas con discapacidad visual o auditiva, o en el trabajo policial.

Uno de los perros participantes es Harvey, recientemente considerado uno de los perros más inteligentes del Reino Unido por memorizar los nombres de 203 juguetes. Su dueña Irene, de Reading, comenta que este estudio ha ayudado a entender por qué su perro tiene un talento tan especial:

"Es fantástico saber que la curiosidad de Harvey es una parte importante de por qué se le da tan bien identificar objetos por su nombre. Como dueña, también ayuda ser curiosa. Siempre he fomentado su interés por los juguetes, ¡hasta el punto de que ahora tenemos más de 220!".

La investigación pionera de la Dra. Kaminski sobre cognición canina comenzó hace más de 20 años, durante su doctorado, después de ver en la televisión alemana a un border collie excepcionalmente dotado llamado Rico. Kaminski diseñó una prueba que demostró que Rico podía asociar etiquetas a 200 objetos y recordar las palabras semanas después de haberlas aprendido. El estudio, publicado en Science en 2004, fue el primero de este tipo.

"Cuando vi a Rico en la tele, pensé que en realidad estaba respondiendo a otras pistas de su dueño, pero no era así", recuerda. "Sigo asombrada y constantemente sorprendida por todo lo que los perros aprenden".

Hace casi una década que se inauguró en el campus de Langstone de la Universidad de Portsmouth la primera instalación del Reino Unido dedicada exclusivamente a estudiar la capacidad de los perros para entender a los humanos y el mundo que les rodea.

Desde entonces, cientos de perros han participado en juegos y tareas que permiten comprender mejor cómo interactúan con su entorno, con otros perros y con las personas.

La investigación que se lleva a cabo en el centro es estrictamente observacional: no se emplean métodos invasivos de ningún tipo. Los perros siempre son recompensados con comida o juego al completar sus tareas.

En uno de los estudios, el equipo descubrió que los perros han desarrollado músculos nuevos alrededor de los ojos para comunicarse mejor con los humanos. La investigación de la Dra. Kaminski mostró que los perros mueven significativamente más las cejas cuando las personas les miran. La hipótesis es que esa expresión de "ojitos de cachorro" provoca una respuesta de cuidado en los humanos.

El equipo también ha cartografiado los movimientos faciales de los perros y ha nombrado el movimiento responsable del levantamiento de la parte interna de la ceja como Unidad de Acción (AU) 101.

La Dra. Juliane Bräuer dirige el grupo de investigación DogStudies, que recientemente se ha trasladado del Instituto Max Planck de Geoantropología a la Universidad Friedrich Schiller de Jena. Está especialmente interesada en la cooperación entre perros y humanos y en las diferencias culturales en esa interacción. En un estudio reciente, ella y su equipo han investigado cómo interpretan los perros las emociones humanas.