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El primer estudio, publicado en la revista Animals, partía de una observación bien conocida: las personas con TDAH suelen tener dificultades con la flexibilidad cognitiva, es decir, la capacidad de adaptarse a cambios en las reglas o en los patrones de recompensa. Los investigadores querían averiguar si los perros mostraban ...
El primer estudio, publicado en la revista Animals, partía de una observación bien conocida: las personas con TDAH suelen tener dificultades con la flexibilidad cognitiva, es decir, la capacidad de adaptarse a cambios en las reglas o en los patrones de recompensa. Los investigadores querían averiguar si los perros mostraban una tendencia similar.
Imagina un juego sencillo: eliges entre dos vasos, uno de los cuales esconde una golosina. Tras varias rondas, aprendes que la golosina siempre está bajo el vaso de la izquierda. Pero, de repente, la recompensa pasa al vaso de la derecha. ¿Cuánto tardarías en abandonar tu viejo hábito y empezar a elegir correctamente? Esta fue, esencialmente, la tarea a la que se enfrentaron los perros (con una recompensa apta para ellos en lugar de caramelos).
"Los perros con rasgos más marcados similares al TDAH tardaban más en aprender la nueva ubicación de la recompensa, lo que refleja la menor flexibilidad cognitiva observada en humanos con TDAH", explica Tímea Kovács, autora principal del estudio. La coautora Vivien Reicher añade: "Como se sabe que el sueño mejora el aprendizaje, volvimos a evaluar a los perros tras una siesta de una hora para ver cómo influía en su rendimiento". Mediante EEG del sueño (un método similar al usado en bebés), el equipo midió con precisión cuánto tiempo dormía realmente cada perro.
La repetición arrojó resultados llamativos: las diferencias relacionadas con el TDAH desaparecieron. De hecho, los perros con rasgos más marcados mejoraron aún más si dormían al menos 25 minutos.
"Parece que repetir la tarea y dormir lo suficiente puede ayudar a mitigar los déficits de flexibilidad cognitiva asociados a los rasgos tipo TDAH en los perros",
explica Márta Gácsi, autora senior e investigadora del grupo HUN-REN-ELTE de Etología Comparada. Los hallazgos sugieren que el entrenamiento cognitivo y un sueño adecuado pueden favorecer a los perros que muestran comportamientos similares al TDAH.
El segundo estudio, publicado en The Veterinary Journal, investigó la relación entre los rasgos tipo TDAH y el autocontrol en perros. En este caso, los investigadores adaptaron la famosa "prueba de la golosina" o Marshmallow Test. Los perros podían comerse de inmediato un trozo de galleta seca o esperar unos segundos para recibir una salchicha más apetitosa. Los perros con puntuaciones más bajas de TDAH mostraron mayor autocontrol y esperaron más tiempo para obtener la mejor recompensa.
"Queríamos entender qué explica esta diferencia", señala Kovács. "Así que analizamos por separado los tres componentes del TDAH: inatención, hiperactividad e impulsividad". Los investigadores descubrieron que la relación con el autocontrol estaba impulsada por la inatención y la hiperactividad, pero no por la impulsividad. Explican que la impulsividad varía según el contexto y que el cuestionario de TDAH detecta un tipo diferente de impulsividad que la evaluada en la prueba conductual.
Gácsi hace hincapié en un aspecto crucial: "Muchos estudios pasan por alto cómo la experiencia de adiestramiento de un perro afecta a su rendimiento en las pruebas. Nuestros resultados subrayan este factor;
entre los perros con un alto nivel de entrenamiento, no se observó relación entre las puntuaciones de TDAH y el autocontrol".
El equipo insiste en que los futuros estudios deberían tener en cuenta el nivel de adiestramiento, y que el entrenamiento intensivo podría ayudar a reducir las dificultades de autocontrol asociadas a los rasgos tipo TDAH.