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Canela, una perra mestiza de 10 años y 10 kilogramos, acudió a AniCura Constitución Hospital Veterinario tras varios días bebiendo y orinando más de lo habitual. A pesar de mantener un apetito normal, sus cuidadores notaban que algo no iba bien. En la analítica sanguínea y urinaria se detectaron valores ...
Canela, una perra mestiza de 10 años y 10 kilogramos, acudió a AniCura Constitución Hospital Veterinario tras varios días bebiendo y orinando más de lo habitual. A pesar de mantener un apetito normal, sus cuidadores notaban que algo no iba bien. En la analítica sanguínea y urinaria se detectaron valores compatibles con diabetes mellitus, con una glucemia de 479 mg/dL, glucosuria de 1000 mg/dL y una fructosamina inicial de 592 µmol/L, además de una ligera elevación de enzimas hepáticas.
El equipo veterinario diagnosticó diabetes mellitus y estableció un protocolo de tratamiento basado en la administración de Caninsulin® (3 UI/12 h SC, ajustada posteriormente hasta 8 UI/12 h), una dieta controlada, ejercicio regular y educación constante a los cuidadores.
Durante los primeros meses, el control fue irregular debido a la baja adherencia a la pauta alimentaria, pero la comunicación continua y el acompañamiento del equipo clínico fueron determinantes. Tras una conversación en profundidad, los cuidadores se comprometieron a seguir estrictamente los horarios y cantidades de alimento, lo que permitió estabilizar la evolución clínica. Desde entonces, la progresión fue muy positiva: la sintomatología desapareció y los valores de fructosamina descendieron gradualmente hasta estabilizarse en 359 µmol/L.
Durante el tratamiento, Canela desarrolló una hernia discal L1-L2, que requirió cirugía (hemilaminectomía) y un posterior plan de rehabilitación. A pesar del estrés, la hospitalización y los cambios de rutina, la diabetes se mantuvo controlada, sin episodios de hipoglucemia ni complicaciones como cetoacidosis o cataratas.
"La diabetes mellitus en pequeños animales no debe considerarse una sentencia, sino un desafío clínico y humano que puede gestionarse con éxito", explica Manuel Mayordomo Urieta, veterinario del AniCura Constitución Hospital Veterinario. "El caso de Canela demuestra que, incluso ante dificultades iniciales o patologías intercurrentes, la constancia del cuidador y el acompañamiento del equipo veterinario son claves para lograr un control estable y duradero".
Mayordomo subraya que el diagnóstico de esta enfermedad suele ser sencillo, pero el verdadero reto comienza después: "El tratamiento puede resultar abrumador para los cuidadores al principio, cuando reciben mucha información que deben asimilar. Por eso la comunicación y la educación son esenciales. En nuestro hospital utilizamos vídeos explicativos, guías escritas y plantillas de seguimiento que ayudan a los cuidadores a ganar confianza y asumir el proceso con seguridad".
El veterinario añade que no es necesario contar con tecnología avanzada para tratar la diabetes: "Lo más importante no está en la maquinaria, sino en la observación clínica, la interpretación de resultados y la constancia del equipo médico".
En la actualidad, Canela lleva una vida completamente normal, con rutinas estructuradas, ejercicio moderado y administración regular de insulina. "Su caso evidencia que la implicación del cuidador es tan determinante como la del veterinario. Cuando ambos trabajan juntos, los resultados son excelentes", concluye Mayordomo.