Héroes. Esa es la palabra que mejor define a todos aquellos que sufren esta enfermedad y a quienes les acompañan.  El alzhéimer es una de las demencias más comunes que se registran y las escalofriantes cifras que deja a su paso lo reflejan: 47 millones de personas se ven afectadas por la demencia en el mundo entero, acaparando la enfermedad del alzhéimer entre un 60% y 70 % de los casos.

Pero ¿solo afecta a las personas este tipo de demencia? Distintos estudios han confirmado que los perros padecen una enfermedad similar al alzhéimer llamada Síndrome de disfunción cognitiva o SDC. Dentro del marco del Día Mundial del Alzhéimer que se celebra este 21 de septiembre, hablamos de cómo les afecta a nuestros mejores amigos.

¿Qué cambios sufre el cerebro de un perro cuando envejece? Al igual que las personas, los perros experimentan una serie de transformaciones neurodegenerativas asociadas a su avanzada edad. A este conjunto de cambios conductuales y cognitivos manifestados de forma gradual en los perros se le ha denominado Síndrome de Disfunción Cognitiva.

Se ha observado que en el cerebro de los afectados existe una presencia mayor de una proteína llamada B-amiloide (AB) que pone en riesgo la función neuronal. En el caso de los caninos, se manifiesta en una disfunción cognitiva y su cerebro advierte un proceso muy similar al que soportan los pacientes con alzhéimer.

¿Cómo puedo saber si mi perro tiene el SDC? Los síntomas asociados a este síndrome se manifiestan en el comportamiento de nuestro animal. Es importante para evitar confusiones realizar pruebas en el paciente que nos ayuden a descartar otras posibles causas y a distinguir entre problemas de actitud primarios o ligados a la enfermedad.

Tal y como nos comenta Raquel Alonso Santos, licenciada por la Facultad de Veterinaria de la UCM y responsable de la Clínica Veterinaria Perseo de Móstoles nuestros compañeros caninos pueden experimentar entre otros cambios:

•             Disminución de la actividad social y física.

•             Dejar de reconocer personas y lugares comunes y desubicarse fácilmente.

•             Responder ante demandas conocidas con desánimo.

•             Su aprendizaje es más lento y les impide llevar a cabo ciertas órdenes por falta de comprensión.

•             Las fases del sueño se ven alteradas y tienden a deambular por la noche o vocalizaciones.

•             Etc.

Estos son algunos de los síntomas generales del SDC, sin embargo y como decíamos es fundamental llevar a cabo un análisis clínico completo para valorar si se trata de otro tipo de patología. Si el diagnóstico de SDC es positivo, se deberá aplicar el protocolo terapéutico marcado por el veterinario. Hay ciertas pautas que ayudan a complementar el tratamiento y favorecer las funciones cognitivas del enfermo. Por ejemplo, es imprescindible jugar e interactuar con nuestro animal, así como establecer rutinas para evitar su estrés.

Sobre todo, debemos tener presente que los perros con SDC necesitarán atención, cuidado y cariño para sobrellevarlo porque como decía Albert Brahm "El perro es parte del hombre" y por eso somos nosotros los que no debemos olvidarnos de ellos.