Los perros pueden extender el significado de las palabras a nuevos objetos basándose en su función, no en su apariencia

Un estudio de la Universidad Eötvös Loránd, publicado en Current Biology, demuestra por primera vez que algunos perros con gran capacidad de aprendizaje de palabras son capaces de extender el significado de etiquetas verbales a objetos nuevos basándose en su función y no en su apariencia, un hallazgo que recuerda a la forma en que los niños pequeños desarrollan el lenguaje.

22/09/2025

Un nuevo estudio publicado en Current Biology el 18 de septiembre de 2025 revela que los perros con vocabulario de nombres de juguetes -conocidos como Gifted Word Learners o "aprendedores excepcionales de palabras"- pueden aplicar etiquetas aprendidas a objetos completamente nuevos, no porque se parezcan, sino porque se utilizan de ...

Un nuevo estudio publicado en Current Biology el 18 de septiembre de 2025 revela que los perros con vocabulario de nombres de juguetes -conocidos como Gifted Word Learners o "aprendedores excepcionales de palabras"- pueden aplicar etiquetas aprendidas a objetos completamente nuevos, no porque se parezcan, sino porque se utilizan de la misma manera.

En los humanos, la "extensión de etiquetas" es una base del desarrollo temprano del lenguaje. En animales no humanos, hasta ahora solo se había documentado en unos pocos individuos entrenados en programas intensivos de años en cautividad.

Aprender a extender etiquetas a objetos que comparten la misma función, y no solo semejanzas visuales, se considera una habilidad aún más compleja. Un niño pequeño entiende que la palabra "taza" puede aplicarse a un vaso, a un mug o a un vaso con boquilla, o que tanto una cuchara como un cucharón sirven "para servir". Aunque muchas especies animales agrupan objetos por su apariencia, extender un nombre aprendido a un objeto funcionalmente similar pero visualmente distinto siempre se ha considerado una capacidad avanzada.

El tiempo y los esfuerzos necesarios para entrenar animales en cautividad, junto con el reducido número de casos en los que se ha conseguido, habían limitado este tipo de investigaciones.

Pero aquí llega la novedad: "Los Gifted Word Learner dogs nos ofrecen una oportunidad única para estudiar este fenómeno, porque aprenden rápidamente los nombres de sus juguetes durante interacciones naturales con sus familias humanas", explicó la doctora Claudia Fugazza, autora principal del estudio.

"Lo que muestran nuestros resultados es que estos perros no se limitan a memorizar nombres de objetos", añade Fugazza. "Comprenden el significado de esas etiquetas lo suficiente como para aplicarlas a juguetes nuevos, muy distintos en apariencia, al reconocer para qué servían".

Un experimento basado en el juego

El equipo de la Universidad Eötvös Loránd probó a 7 perros Gifted Word Learners -seis border collies y un blue heeler- famosos por aprender de manera natural decenas de nombres de juguetes a través del juego diario.

El experimento se diseñó en cuatro fases, todas en casa de cada propietario y en un contexto lúdico:

Fase de aprendizaje: los perros aprendieron dos etiquetas nuevas, como "tirar" y "traer", cada una aplicada no a un único objeto, sino a un grupo de juguetes con apariencias distintas pero con la misma función en el juego (jalar o recoger).

Evaluación: los perros demostraron haber aprendido las etiquetas al elegir correctamente los "tirar" y "traer" cuando se les pedía.

Generalización: se introdujeron juguetes nuevos, con formas diferentes, y los dueños jugaron de la misma manera que antes, pero sin decir etiquetas.

Prueba: cuando se les pidió un "tirar" o un "traer", los perros seleccionaron de forma significativa el juguete correcto, aunque nunca hubiera estado asociado previamente a una etiqueta.

Por qué es importante

El estudio ofrece la primera evidencia de que los perros pueden generalizar etiquetas verbales a categorías funcionales durante interacciones de juego natural en sus familias, un contexto que recuerda al desarrollo del lenguaje en los niños.

"Esta capacidad demuestra que la clasificación vinculada a etiquetas verbales puede surgir en especies no humanas y no lingüísticas que viven en entornos naturales", señaló el doctor Ádám Miklósi, coautor del trabajo. "Abre nuevas vías apasionantes para estudiar cómo evolucionan y funcionan las habilidades relacionadas con el lenguaje más allá de nuestra propia especie".

Puntos clave

Los perros extendieron etiquetas verbales a objetos que compartían solo la función, no la apariencia.

La habilidad surgió de forma natural a través del juego con sus dueños, sin entrenamiento formal.

Aunque los mecanismos del aprendizaje aún no se conocen, el contexto es paralelo al de los bebés humanos: la vida diaria en una familia.

El estudio de estas capacidades en especies no humanas en entornos naturales ayuda a comprender cómo evolucionaron y funcionan las habilidades relacionadas con el lenguaje.