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Tener un perro es algo más que tener un animal de compañía o una mascota. Tener un perro significa establecer un vínculo personal y emocional con un ser viviente que siente, sufre, padece y, a la vez, ayuda y apoya de una manera imperceptible e incondicional. El contacto cotidiano con ...
Tener un perro es algo más que tener un animal de compañía o una mascota. Tener un perro significa establecer un vínculo personal y emocional con un ser viviente que siente, sufre, padece y, a la vez, ayuda y apoya de una manera imperceptible e incondicional. El contacto cotidiano con un animal ayuda a disminuir los niveles de ansiedad y a desconectarse del ritmo acelerado del trabajo y de la sociedad en la que vivimos. Porque tener un perro te obliga a salir a pasear varias veces al día y a prestarle atención. "Y prestar atención a tu perro, si lo haces bien, es prestar atención al momento presente, y eso, al final, es la base del famoso 'mindfulness' que esta tan de moda en la actualidad", comenta Iris Vidal, directora de terapia Con.tacto, y psicóloga en el mismo centro. Y si algo caracteriza a este centro de psicología de Vigo son sus terapias con animales, concretamente perros y gatos. "Inicialmente fue una decisión personal. Yo estudié psicología, porque me encanta ayudar a las personas, y mi otra gran pasión son los animales. Cuando descubrí que estas dos pasiones se podían unir, fue claramente un "click". Y seguimos manteniendo esta decisión de incorporarlos en nuestro trabajo porque, realmente, observamos una gran diferencia respecto a las sesiones de psicología más tradicional", matiza.
Porque cuando uno va por primera vez a un psicólogo es cierto que la primera sesión suele ser un poco tensa, la persona está nerviosa y no sabe muy bien qué decir o cómo empezar a hablar de lo que le ha traído hasta allí. "En las sesiones individuales, lo que más notamos es el clima cercano que generan los animales desde el primer momento. Es cierto que nuestro papel como profesionales es facilitarles a los pacientes ese entorno cálido, amigable, pero los perros lo hacen de una manera supernatural". Y es que, la sola presencia del perro suaviza mucho el ambiente e, incluso, le otorga a la persona que acude a consulta un tema de conversación inicial o un distractor sobre el que centrar la atención unos minutos, mientras se relaja. "En muchas otras ocasiones, los perros nos ayudan como catalizadores emocionales o incluso como soporte cercano. ¡Si supieseis cuántas lágrimas han secado nuestros perros con un lametazo!".
Y si esta situación es así con los adultos, con los niños todas estas ventajas se multiplican. Incluso con esos niños que no van a terapia por ninguna situación difícil, sino que acuden al gabinete por temas educativos o de estimulación cognitiva, la presencia de los perros resulta mucho más motivadora. "La realidad es que la presencia de animales en nuestras sesiones (solo si la persona quiere) es un rasgo distintivo muy saliente. A nivel profesional es un distintivo muy claro, aunque nosotras somos psicólogas y trabajamos en base a esa formación como cualquier otro gabinete", concluye. Y continúa: "Los perros son un apoyo emocional incondicional. Incluso en algunos momentos emocionalmente difíciles pueden ser el propulsor para seguir adelante".
En la actualidad, Con.tacto tiene "en plantilla" a nueve perros, muy diferentes unos de otros, pero que encajan, a la perfección, con los objetivos que deben trabajarse y con los usuarios.Trece, una border collie a la que le encanta trabajar, siempre dispuesta y encantada; Loga, un mestizo, oficialmente retirado por su displasia de codos, con una gran sensibilidad y que"habla"con la mirada; Seth,un pastor de Shetland de un añito, con una gran templanza y ternura; Bodhi, un labrador testarudo, con una dulzura incontenida y al que no puedes decir que no quieres más amor; Bowie, otro labrador, super sensible, que transmite calma y al que le gustan los ambientes relajados; Brisa, una perra con mucho temperamento y una de las mejores "profes" para las sesiones de gestión emocional; Gofre, un Golden Retriever que contagia felicidad allá por donde va); Bico, que acompaña en sesiones muy contadas y controladas debido a que es muy inseguro; y Fox, un pastor alemán de pelo largo al que le encantan las caricias, las sesiones de relajación y transmitir su calma y su paz.
Seres de luz
Igual que los animales son únicos y tienen su carácter y su idiosincrasia, cada persona es única, por lo que tanto sus necesidades terapéuticas como sus objetivos también son únicos. Al igual que los beneficios que pueda obtener del trabajo con un perro. "Por eso, si hablamos de los beneficios que tiene para las personas una intervención asistida con animales (IAA) no nos podemos referir solo a uno, no podemos acotarlo. Los beneficios pueden ser tan variados como las personas que puedas encontrarte". Pero, en términos generales, suele hacerse referencia a nivel fisiológico, ya que el contacto con perros disminuye el ritmo cardiaco y la presión arterial, reduce el cortisol (la hormona del estrés), genera un aumento de endorfinas, dopamina y oxitocina (hormonas relacionadas con el placer, la motivación y el vínculo afectivo), etc. Mientras que, a nivel psicológico o emocional, algunos de los beneficios tienen que ver, asimismo, con la reducción del estrés y la ansiedad, la generación de un "puente emocional" entre el terapeuta y el usuario, lo cual disminuye la tensión en contextos terapéuticos, la mejora del estado de ánimo, el aumento de la autoestima y la autoconfianza (los perros no juzgan y siempre te quieren). "También facilita la comunicación emocional, puesto que, por ejemplo, es mucho más fácil, especialmente con niños, empezar hablando de lo que siente el perro para luego hacer un puente o similitudes con las emociones del niño, además de aumentar la adhesión terapéutica".
A nivel individual los beneficios serían incontables, según explica Iris Vidal, porque "si algo caracteriza a nuestro gabinete es que no trabajamos con un único perfil de perro, con un único carácter o temperamento. Nuestros perros son tremendamente diferentes entre sí, precisamente para poder escoger el que creamos que puede tener los mayores beneficios en cada caso y en cada intervención". En este punto, la pregunta siguiente está clara: ¿cualquier raza de perro es idónea para terapia o para acompañar, por ejemplo, cuando uno está solo? Y la respuesta también es muy clara: no. "Por lo general ningún perro es idóneo nunca para nada. A lo mejor es una forma un poco extrema de hablar, pero creo que tenemos que dejar de romantizar la imagen del perro como un ser de luz que nos va a hacer la vida mejor. Que lo son, y lo van a hacer. Pero lo primero que tenemos que tener claro es que un perro es un ser vivo y sintiente, y, como tal, muy rara vez es perfecto y muy rara vez es idóneo. A los perros tenemos que dedicarles tiempo y, sobre todo, tener claro que, muchas veces, ni siquiera con tiempo, dedicación y esfuerzo va a convertirse en el perro idóneo que teníamos en mente cuando le conocimos", matiza.
A pesar de ello, concluye que sí puede haber ciertas razas de perros o ciertos individuos que se ajusten más a unos estilos de vida que a otros, igual que existen ciertos perros que tienen más predisposición a trabajar bien en terapia. "Y esto, sin duda, es lo más importante a tener en cuenta a la hora de decidir qué perro nos va a acompañar, ya que maximizará las posibilidades de que ese perro se adapte a lo que nosotros teníamos en mente como nuestro perro ideal".
Porque, además de todos los beneficios mencionados, un perro puede ser un lubricante social, "en el sentido de que, en ocasiones, cuando paseas a tu perro acudes a sitios en los que haya más perros, para que juegue y se relacione. Y, de esa manera, están ayudando a la persona en la socialización, a que conozca gente".
Gatos y caballos
Terapia Con.tacto es un centro especializado en Intervenciones Asistidas con Animales (IAA), en donde todo el personal está formado como técnico en intervenciones asistidas con animales, si bien luego, cada uno de los miembros del equipo, tiene una formación específica, relacionada con el área sanitaria o educativa. "Tenemos psicólogas, logopedas, y terapeutas ocupacionales. En mi caso, yo soy técnico en intervenciones asistidas con animales, instructora de perros de asistencia, psicóloga y profe de primaria, aunque de eso último no ejerzo". Y si bien la mayoría de las sesiones terapéuticas desde la clínica se llevan a cabo con perros, también realizan intervenciones asistidas con gatos. Algo que no deja de sorprender teniendo en cuenta el carácter y la idiosincrasia de los felinos. "En nuestro caso, las sesiones con gatos se llevan a cabo exclusivamente en el gabinete, ya que nuestros felinos no son del tipo de raza que llevan bien los cambios. Si bien existen otras entidades que sí que cuentan con razas de gatos específicas que no tienen problemas con los cambios de ambiente o con personas nuevas, como los Maine Coon o los Rag doll, no es nuestro caso. Nuestros gatos, Nemo y Botón, son gatos recogidos de un contenedor cuando eran todavía bebes lactantes, y no gestionan bien los cambios de entorno, por lo que ellos solamente 'trabajan' en nuestro gabinete", destaca la terapeuta. Por lo general, ambos gatos suelen ayudar con trabajos de calma, relajación y autocontrol, especialmente en niños muy movidos, "ya que, si quieres interactuar con ellos, tienes que estar tranquilo, pues si te mueves mucho o les persigues, los gatos se esconden. Por otro lado, también nos acompañan en las sesiones individuales de adultos y tienen un efecto muy relajante en los usuarios".
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