La forma de los párpados en algunas razas multiplica el riesgo de dolor y ceguera en perros

Un estudio revela el alto sufrimiento ocular en razas de perros con párpados anormales

01/07/2025

Un nuevo estudio a gran escala ha puesto de manifiesto el enorme sufrimiento que padecen miles de perros debido a trastornos de los párpados asociados a determinadas razas. La investigación, realizada por el equipo de VetCompass de la Royal Veterinary College (RVC) en el Reino Unido, analizó datos de más ...

Un nuevo estudio a gran escala ha puesto de manifiesto el enorme sufrimiento que padecen miles de perros debido a trastornos de los párpados asociados a determinadas razas. La investigación, realizada por el equipo de VetCompass de la Royal Veterinary College (RVC) en el Reino Unido, analizó datos de más de 2,2 millones de perros durante 2019 y ha identificado que algunas razas presentan tasas tan elevadas de enfermedad ocular que esta se considera casi "normal" en ellas.

En concreto, el trabajo revisó 3.029 casos clínicos de perros diagnosticados con trastornos de párpados conformacionales -aquellos causados por la forma innata del párpado- y encontró que el 15,5% de los Shar-Pei, el 9,6% de los Chow Chow y el 9,5% de los Mastines Napolitanos sufrían estos problemas cada año. Estas cifras contrastan con la prevalencia media de apenas un 0,36% en la población canina general.

Los párpados sanos cumplen un papel esencial en la salud ocular, funcionando como una especie de limpiaparabrisas que mantiene la córnea limpia y húmeda con cada parpadeo. Sin embargo, los perros con párpados anormalmente enrollados (entropión) ven cómo sus pestañas y pelos rozan la superficie del ojo como si fuera papel de lija, generando dolor crónico, infecciones, úlceras y riesgo de ceguera. En el extremo opuesto, los párpados caídos (ectropión) dejan la córnea expuesta a lesiones, sequedad y acumulación de suciedad.

Los datos muestran que casi uno de cada cinco perros afectados requirió cirugía cada año para intentar corregir la malformación de los párpados. Además, cuatro de cada diez padecieron conjuntivitis de forma recurrente y uno de cada cuatro sufrió ulceración corneal, una complicación que puede derivar en la pérdida del ojo si no se trata a tiempo.

El estudio también revela que el riesgo de padecer estos problemas se multiplica en perros de raza pura y en razas de cara plana (braquicéfalas). Los ejemplares de razas puras tuvieron 2,6 veces más probabilidad de desarrollar estas enfermedades que los perros mestizos, mientras que las razas braquicéfalas presentaron un riesgo 1,7 veces superior. Entre las razas más afectadas figuran el Clumber Spaniel, el San Bernardo y el Bulldog inglés. En cambio, razas como el Border Collie, el Whippet, el Husky y el Greyhound apenas registraron casos, lo que sugiere que las formas anatómicas más naturales conllevan una mejor salud ocular.

El Dr. Dan O'Neill, profesor asociado de epidemiología en el RVC y autor principal del estudio, destacó que este problema está tan normalizado en algunas razas que se percibe erróneamente como algo inevitable. "A pesar de que ciertas enfermedades son tan comunes que parecen normales para la raza, esto nunca debe interpretarse como normal para el perro", subrayó O'Neill. "Este trabajo muestra la enorme escala de sufrimiento causado por los trastornos de párpados y sugiere que es momento de decir 'no más' a estas formas de sufrimiento planificado por nuestra preferencia de formas corporales extremas."

Por su parte, la Dra. Minna Mustikka, coautora del trabajo y especialista en oftalmología veterinaria en la Universidad de Helsinki, señaló que estos problemas son una de las causas de sufrimiento más tristes y evitables que observa en su consulta diaria. "Muchos de estos perros sufren dolor y angustia por problemas oculares derivados de criterios de apariencia poco saludables. Esta realidad me llena de tristeza porque es totalmente prevenible", explicó.

Los investigadores esperan que estos hallazgos sirvan para concienciar tanto a criadores como a propietarios, promoviendo decisiones más responsables que eviten la adquisición de razas predispuestas a estos trastornos y fomenten un manejo temprano que minimice el sufrimiento animal. "Si bien requiere un esfuerzo considerable, es deber de todos impulsar este cambio", concluyó Mustikka.