El artículo "Neurological Recovery in 14 Cats With Epidural Lymphoma Treated With Chemotherapy", publicado por la revista Veterinary and Comparative Oncology, destaca que la quimioterapia (tanto el protocolo COP como el CHOP) ayuda a la eliminación de los signos neurológicos en la mayoría de los gatos con linfoma epidural en ...
El artículo "Neurological Recovery in 14 Cats With Epidural Lymphoma Treated With Chemotherapy", publicado por la revista Veterinary and Comparative Oncology, destaca que la quimioterapia (tanto el protocolo COP como el CHOP) ayuda a la eliminación de los signos neurológicos en la mayoría de los gatos con linfoma epidural en los primeros 7-28 días de tratamiento. Aunque también se produce la recuperación completa de la mitad de los pacientes, la esperanza de vida es corta (77,5 días).
El linfoma es un tipo de tumor que afecta al tejido linfoide de los gatos y puede afectar a numerosos órganos y sistemas, como es el caso del sistema nervioso. El linfoma epidural es el tumor más frecuente en la médula espinal en gatos. Suele implicar sintomatología nerviosa que aparece de forma gradual o súbita y varía en función del segmento medular afectado.
La quimioterapia es el tratamiento indicado para los linfomas, aunque la tasa de respuesta suele ser baja. Así, el objetivo de este estudio es evaluar la tasa de remisión de signos neurológicos en gatos con linfoma epidural tratados con quimioterapia (protocolos CHOP, COP y COP con doxorrubicina), a veces en combinación con cirugía descompresiva.
Mejora la calidad de vida
Este estudio demuestra que el tratamiento quimioterápico del linfoma epidural felino logra una mejoría de los signos neurológicos en el 83,3% de los casos, con una recuperación total en la mitad de las ocasiones. Esta mejoría se produce en los primeros 7-28 días tras iniciar el tratamiento. Además, la recuperación es posible independientemente del grado de disfunción inicial del paciente.
El diagnóstico de este tumor se puede realizar mediante citología, histopatología o análisis del líquido cefalorraquídeo (LCR). No obstante, los autores indican que la punción con aguja fina no siempre permite realizar un diagnóstico, siendo más útil la visualización de células linfoides tumorales en el LCR. Tampoco se observaron anomalías en las analíticas sanguíneas de la mitad de los gatos.
En la otra mitad de los pacientes, los alteraciones analíticas eran inespecíficas y más relacionadas con el virus de la leucemia felina (FeLV). En este sentido, el 85,8% de los gatos eran positivos a FeLV, lo que destaca la relación entre esta infección vírica y la aparición de tumores linfoides.
En aquellos pacientes en los que el linfoma epidural era focal y no extendido, también se realizó una cirugía de descompresión, lo que ayudó a una recuperación más rápida y confirmar el diagnóstico.
En cuanto a la sintomatología, solo un 14,3% de los gatos presentaron alteraciones neurológicas relacionadas con los segmentos cervicales (C1-C5) y cervicotorácicos (C6-T2). Así, la mayoría de los pacientes mostraron alteraciones de los segmentos toracolumbares (T3-L3), siendo el lugar de presentación más frecuente de este tipo de linfoma.
La esperanza de vida media fue de 77,5 días, resultando menor que para otros tipos de linfomas. Además, la corticoterapia previa a la quimioterapia no modificó la eficacia del tratamiento y redujo la esperanza de vida, por lo que los autores no lo recomiendan.
En conclusión, los autores concluyen que la quimioterapia es la mejor opción terapéutica para los linfomas epidurales felinos, logrando una mejoría en la sintomatología neurológica en el 83,3% de los casos, con una recuperación completa en la mitad de los pacientes. Aunque la esperanza de vida es de solo 77,5 días, la desaparición de los signos nerviosos es rápida, lo que permite mejorar la calidad de vida del paciente