El impacto de la leishmaniosis tanto en la salud humana como en la veterinaria es de sobra conocido. Aun así, en los últimos años ha repuntado su incidencia en España, afectando aproximadamente a unos 385.000 perros al año. Carlos Pulido, responsable de Cirugía, Oftalmología y Medicina interna de AniCura Sant ...
El impacto de la leishmaniosis tanto en la salud humana como en la veterinaria es de sobra conocido. Aun así, en los últimos años ha repuntado su incidencia en España, afectando aproximadamente a unos 385.000 perros al año. Carlos Pulido, responsable de Cirugía, Oftalmología y Medicina interna de AniCura Sant Antoni Clínica Veterinaria, achaca el crecimiento de esta enfermedad a diversos factores. En primer lugar, "el cambio climático ha hecho que cada vez sea más frecuente encontrar la enfermedad en zonas que antes no eran habituales, como en la zona noroeste de España, debido a la presencia de sus vectores, los flebotomos". Si bien el especialista aclara que esto se debe al cambio de temperaturas, no solo ha ocurrido en España, "sino que en toda Europa se ha visto en los últimos años una extensión de los vectores hacia zonas situadas más al norte".
"El calentamiento global y el aumento de la temperatura media ha hecho que estos flebotomos sean capaces de sobrevivir en áreas cada vez más norteñas, y que tradicionalmente se consideraban seguras", desarrolla al respecto. Por lo tanto, el cambio en la distribución de los vectores ha hecho que zonas que anteriormente se consideraban negativas, ahora tengan casos de leishmanisosis de manera habitual. Además, "cada vez es más frecuente los desplazamientos de los tutores con sus mascotas a zonas endémicas en determinadas épocas del año. Esto hace que las mascotas se puedan infectar en estas áreas y llevar la enfermedad a zonas no tradicionales, que junto con la presencia ahora de los vectores en dichas zonas, hace que la enfermedad se pueda no solo extender, sino también mantener", expone el doctor.
En segundo lugar, "hay un aumento en el número de diagnósticos debido a que cada vez se hacen más pruebas tanto en las clínicas veterinarias como en los laboratorios de referencia, y además, se ha mejorado mucho en la sensibilidad de estas pruebas, con lo que es más difícil que se nos escapen falsos negativos", esgrime Pulido. Así, por ejemplo, "cada vez que se va a vacunar un animal frente a la leishmaniosis, se realiza un test previo que sirve de 'screening' y que a veces nos permite una detección temprana".
"Se suma también el aumento del número de mascotas en España y la mejora en las tasas de superviviencia de los animales enfermos con el diagnóstico precoz, los tratamientos cada vez más adaptados a cada paciente, y su monitorización a lo largo del tiempo", continúa explicando el veterinario. Por lo tanto, "cada vez es una enfermedad menos mortal y más crónica". "También influye, aunque en menor medida, el aumento de razas no autóctonas que son más sensibles a la enfermedad y que, por lo tanto, tienden a presentar signos clínicos", remata.
La importancia de la detección precoz
En cuanto a los riesgos de la infección, el veterinario de AniCura hace una distinción clara. En el caso de la leishmaniosis humana, destaca que suele ser asintomática en España y Europa, donde la principal especie es la Leishmania infantum. "Los síntomas y el grado de enfermedad en humanos dependen además del estado inmunitario del individuo, de la patogenicidad de la especie de Leishmania, siendo lo más frecuente la leishmaniosis asintomática o cútanea leve. Algunos estudios citan que hay más de 100 casos asintomáticos por cada caso clínico". De estos casos clínicos, indica, "la gran mayoría presenta lesiones cutaneas menores, que en muchos casos son autolimitantes". Por lo tanto, "solo en algunos casos de pacientes con inmunosupresión, inmunodeficiencia o en niños puede dar lugar a cuadros más graves de leishmaniasis visceral. Pero es crucial explicar que de manera muy ocasional", subraya Pulido.
Sin embargo, en los animales, los riesgos para su salud son mayores, sobre todo en perros, "ya que cursa de manera frecuente con síntomas graves". Con lo cual, el veterinario advierte de que "si el diagnóstico no se realiza de una forma temprana y no se trata al paciente de manera rápida, adecuada e individualizada, podemos tener graves consecuencias". Ahora bien, "le recuerdo a mis compañeros clínicos que la leishmaniosis no solo se da en el perro. Cada vez se diagnostica más en otras especies como el gato donde, a menudo, se asocia a otras enfermedades inmunosupresoras como FIV, FeLV, neoplasias, etc., dando cuadros cutáneos, orales u oculares", apostilla.
En cualquier caso, no es sencillo generalmente identificarla de manera precoz, al ser una enfermedad que presenta signos clínicos diversos y cuyos síntomas tardan en aparecer. Es por eso que los tutores deben estar atentos a los síntomas más evidentes, como los cutáneos, "alopecias alrededor de los ojos o en las puntas de las orejas, dermatitis descamativa, heridas que no cicatrizan, crecimiento anormal de las uñas, etc.", señala el especialista. A su vez, "hay otros muchos síntomas típicos que nos pueden hacer sospechar, como linfadenomegalia (aumento de los ganglios linfáticos), pérdida de peso o de apetito, epistaxis (sangrado nasal), cojera que no resuelven, fiebre recurrente, etc., que también son muy frecuentes".
Por otro lado, para prevenirla y controlarla, según Pulido, "juegan un papel fundamental los tratamientos antiparasitarios como collares y pipetas, que reducen de manera muy significativa el riesgo de contagio". Además de que cada vez son más eficaces gracias a los laboratorios, bajo su experiencia, "los tutores están cada vez más concienciados de su importancia y cada vez es más raro ver a animales sin protección". Asimismo, "las vacunas contra la leishmania, que hacen que en el caso de que nuestra mascota se infecte, sea mucho más resistente frente a la enfermedad; de tal manera que esta o no se da, o se da con mucha menor gravedad que en los pacientes sin vacunar", añade el veterinario.
El papel fundamental del enfoque 'One Health'
Y en última instancia, en la lucha contra esta enfermedad, cabe tener en cuenta el "fundamental" rol del enfoque One Health. En palabras de Pulido, "en España, se ha visto en ocasiones que el trabajo conjunto entre los distintos actores responsables de la salud animal y humana es exitoso. Vamos a partir de la base que la prevalencia de la enfermedad en animales y humanos suele ir asociada, como dicen muchos estudios. En este escenario, los veterinarios jugamos un papel esencial, identificando y tratando a los pacientes enfermos; fomentando la medicina preventiva mediante el uso de vacunas y antiparasitarios, y detectando aumentos inusuales de la prevalencia en zonas determinadas, bien en nuestros pacientes o en aquellos animales que actúan como reservorios, como ratas, zorros o liebres".
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