El artículo "Frequency and progression of azotemia during acute and chronic treatment of congestive heart failure in cats", publicado por la revista Journal of Veterinary Internal Medicine, llega a la conclusión de que la administración de furosemida (tanto en infusión continua como por vía oral) en gatos con insuficiencia cardiaca ...
El artículo "Frequency and progression of azotemia during acute and chronic treatment of congestive heart failure in cats", publicado por la revista Journal of Veterinary Internal Medicine, llega a la conclusión de que la administración de furosemida (tanto en infusión continua como por vía oral) en gatos con insuficiencia cardiaca congestiva aumenta la frecuencia de episodios de insuficiencia renal. No obstante, los inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina parecen proteger la función renal de estos pacientes.
La insuficiencia cardiaca congestiva es una complicación común derivada de las cardiomiopatías felinas. Su manejo implica la administración de diuréticos de asa, como la furosemida. A su vez, la enfermedad renal crónica también es muy frecuente en gatos, afectando al 80% de los gatos mayores de 15 años.
Una diuresis excesiva puede conducir a la aparición de deshidratación, hipotensión o hipovolemia, que disminuyen el flujo sanguíneo renal y favorecen la aparición de insuficiencia renal aguda o episodios agudos en pacientes con enfermedad renal crónica. Por lo tanto, el manejo de los diuréticos en estos pacientes debe ser cauteloso: un exceso puede conducir a azotemia prerrenal, mientras que una dosis insuficiente no logra manejar la insuficiencia cardiaca congestiva.
Enfermedad renal subyacente
El objetivo de este estudio retrospectivo es determinar la frecuencia de azotemia preexistente en gatos con insuficiencia cardiaca congestiva. Los autores también buscar evaluar la evolución de la azotemia durante el tratamiento crónico con diuréticos y determinar factores de riesgos asociados con lesión renal en estos pacientes.
Los resultados de este estudio muestran que el 44% de los gatos presentaron azotemia (niveles séricos de creatinina superiores a 1,5 mg/dl) en el momento del diagnóstico de la insuficiencia cardiaca congestiva. Esto puede ser indicativo de una lesión renal consecuente de los desequilibrios del sistema vascular derivados de la insuficiencia cardiaca.
La azotemia progresiva también fue frecuente en estos pacientes. Así, el mayor incremento en la concentración de creatinina y la mayor frecuencia de episodios de insuficiencia renal se produjeron durante el tratamiento inicial con furosemida parenteral en hospitalización.
Por lo tanto, la administración de furosemida en infusión continua intravenosa (CRI) aumenta el riesgo de aparición de episodios de insuficiencia renal. Los autores recalcan que muchos de estos pacientes ya presentan una enfermedad renal subyacente, por lo que son más sensibles a la acción de los diuréticos, que deben utilizarse con precaución.
En cuanto al manejo crónico de la insuficiencia cardiaca congestiva, el estudio indica que, en los primeros meses de tratamiento, una mayor dosis de furosemida se asocia con una mayor frecuencia de episodios de insuficiencia renal. Sin embargo, a mayor largo plazo, la dosis de furosemida no parece influir sobre la enfermedad renal crónica.
A su vez, la administración de inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina (IECAs) disminuyó la frecuencia de episodios de insuficiencia renal. Además, en estos pacientes, los niveles de creatinina sérica fueron menores, especialmente durante la hospitalización.
En conclusión, los autores afirman que la azotemia preexistente es común en gatos diagnosticados de insuficiencia cardiaca congestiva. Asimismo, la administración de furosemida parenteral en pacientes hospitalizados favorece la aparición de episodios de insuficiencia renal. Por el contrario, la utilización de IECAs parece ejercer un efecto protector de la función renal, reduciendo tanto la concentración sérica de creatinina como la frecuencia de episodios de insuficiencia renal.