La artritis felina, también conocida como enfermedad degenerativa articular (DJD), es una afección común entre los gatos domésticos, especialmente en los de edad avanzada. Esta dolencia conlleva dolor crónico, dificultad para moverse y una necesidad constante de cuidados por parte de sus cuidadores. Sin embargo, muchos propietarios no acuden regularmente ...
La artritis felina, también conocida como enfermedad degenerativa articular (DJD), es una afección común entre los gatos domésticos, especialmente en los de edad avanzada. Esta dolencia conlleva dolor crónico, dificultad para moverse y una necesidad constante de cuidados por parte de sus cuidadores. Sin embargo, muchos propietarios no acuden regularmente al veterinario, ya sea por dificultades logísticas, estrés del animal o falta de conciencia sobre la gravedad del problema.
Frente a esta situación, investigadores de Estados Unidos y Canadá han llevado a cabo un estudio con 106 cuidadores de gatos, explorando el impacto de las consultas veterinarias mediante videollamadas en el seguimiento de estas enfermedades crónicas. Los resultados, publicados el 1 de abril en Frontiers in Veterinary Science, revelan que las consultas virtuales no solo son bien recibidas por los cuidadores, sino que también aumentan su conocimiento sobre la enfermedad y mejoran la percepción sobre la eficacia de las medidas que aplican en casa.
Durante cuatro meses, el grupo de tratamiento participó en seis videollamadas guiadas por personal especializado, donde se abordaron temas como rutinas de comportamiento, cambios ambientales para facilitar la movilidad del gato, y estrategias de manejo del dolor. Paralelamente, un grupo de control no recibió ninguna intervención. Al finalizar el estudio, los cuidadores que participaron en las videoconsultas mostraron mayor confianza en su capacidad para cuidar de sus gatos y en la utilidad de las estrategias implementadas.
Además, los tutores cuyos gatos presentaban mayores limitaciones físicas mostraron un interés aún mayor por este tipo de atención remota, lo que refuerza el potencial de la telemedicina para llegar a quienes más lo necesitan.
Una de las principales ventajas de este modelo es que permite a los profesionales observar a los gatos en su entorno habitual, donde es más probable que se comporten con naturalidad. Esto es crucial para detectar signos sutiles de dolor o limitaciones que podrían pasar desapercibidos en la clínica, donde muchos gatos tienden a ocultar síntomas por estrés.
Aunque las consultas en persona siguen siendo esenciales para diagnósticos físicos y pruebas clínicas, el estudio subraya que la telemedicina puede complementar eficazmente la atención veterinaria tradicional, sobre todo para el seguimiento y la educación del cuidador.
La mayoría de los participantes nunca habían utilizado la telemedicina veterinaria, pero muchos estaban familiarizados con estas plataformas por experiencias previas en su atención médica personal. La mayoría declaró sentirse cómoda con el uso de videollamadas y dispuesta a pagar un precio similar -o incluso menor- al de una revisión presencial.
También se destacó el valor de las recomendaciones sobre adaptaciones en el hogar, como comederos elevados, rampas para evitar saltos, y areneros accesibles, que los cuidadores aprendieron a implementar durante las sesiones.
Los investigadores señalan que, aunque aún se necesita más investigación, la videotelemedicina educativa puede reducir barreras de acceso, aliviar el estrés del animal y optimizar los recursos veterinarios. Además, podría suponer una herramienta valiosa para clínicas con recursos limitados o zonas rurales, e incluso para permitir al personal auxiliar colaborar en el seguimiento de pacientes crónicos.
La doctora Carly M. Moody, una de las autoras del estudio, concluye que "las consultas virtuales ofrecen una oportunidad real para mejorar el bienestar de los gatos con artritis, al tiempo que empoderan a los cuidadores con conocimientos prácticos y accesibles".