"Queremos que nuestro refugio de animales abandonados sea un referente de cómo tienen que ser estos lugares"

La Fundación Protectora de Animales del Principado de Asturias inauguró recientemente un albergue que se aleja de la imagen de perrera gris y triste con mucho color y todo tipo de comodidades para sus inquilinos. “Cuanto mejor esté un perro, más posibilidades tiene de ser adoptado”, asegura Alejandra Mier.

01/03/2018

Toby, un perro de color marrón muy bueno y cariñoso, llegaba al refugio de animales El Perro Feliz el mismo día de su inauguración. "Hoy marchó de acogida con una señora que acaba de quedar viuda y en unos días formalizaremos la adopción", explica Alejandra Mier, secretaria de la Fundación ...

Toby, un perro de color marrón muy bueno y cariñoso, llegaba al refugio de animales El Perro Feliz el mismo día de su inauguración. "Hoy marchó de acogida con una señora que acaba de quedar viuda y en unos días formalizaremos la adopción", explica Alejandra Mier, secretaria de la Fundación Protectora de Animales del Principado de Asturias. Toby ha sido uno de los primeros inquilinos en disfrutar de las comodidades de un albergue para perros abandonados que nada tiene que ver precisamente con la perrera de la que salió, habitualmente masificada y en cuyas jaulas pueden convivir varios perros.

"La capacidad de nuestro refugio es de medio centenar de perros aproximadamente, pero ahora tenemos una veintena", añade Mier, quien explica que con la puesta en marcha de este albergue se pretende, además de conseguir el bienestar de los animales abandonados, convertirse "en un referente de cómo tienen que ser estos lugares y cómo se tienen que gestionar".

Ubicado en una finca de 6.000 metros cuadrados del concejo asturiano de Siero, El Perro Feliz dispone de unos varios edificios destinados a alojar a los perros en cheniles individuales de pared y pavés, para dejar pasar la luz, además de hilo musical para relajarles, suelo radiante, patios con actividades y protocolos de gestión de estrés.

Fomentar adopciones

"En Estados Unidos se mataban 17 millones de perros y gatos abandonados y, en pocos años, se pasó a tres millones de muertes. Y lo consiguieron porque se centraron en que exista una rotación muy alta en los albergues, que con 80 plazas alcanzan las 10.000 adopciones al año. Todos los esfuerzos se basan en conseguir muchas casas de adoptantes", indica Mier, explicando que ésa fue la base de la que se partió en El Perro Feliz, que organiza jornadas de puertas abiertas con esa intención.

"Queríamos intentar quitar esa imagen de perrera gris, triste, que no puedes visitar porque te mueres de pena, y que a la gente le apetezca visitarla porque, al final, es fundamental que las familias vengan a adoptar", añade. Con El Perro Feliz, la Protectora (que es como se la conoce en Asturias) da un paso adelante en sus objetivos tras varios años de mucho esfuerzo y trabajo para que este centro de animales abandonados fuera una realidad.

Operación Happy Dog

La Protectora, que nacía en 2012 ya con este objetivo de abrir un centro de referencia en España, está formada por medio centenar de voluntarios que han colaborado en que así sea posible. "Al principio habíamos asumido la gestión del albergue municipal de animales abandonados de Gijón y veíamos que se necesitaba hacer una instalación para que el perro que entre no dependiera de vaivenes políticos", relata Mier, recordando que la ley dice que la recogida de animales errantes en la vía pública es responsabilidad de los ayuntamientos y, que tras un periodo de ocho días sin que nadie los reclame, pasan a un albergue de animales o a cargo de una protectora.

Un año después, voluntarios de la Protectora supieron de la existencia de un criadero, que precisamente se llamaba El Perro Feliz, cuyas instalaciones dejaban mucho que desear. Tras descartar denunciar la situación en vista de que acabaría en saco roto, se inició la que llamaron la Operación Happy Dog.

"Los perros tenían su chip, los papeles estaban en regla y eso bastaba a efectos legales, con lo que optamos por intentar comprar las instalaciones y lo conseguimos", recuerda, explicando que también se tuvieron que hacer cargo de 40 perros que fueron dados en adopción. A principios de 2016 empezaron a reformar el antiguo criadero que, año y medio después, abría sus puertas radicalmente transformado en un refugio con varias edificaciones pintadas en amarillo y azul, los dos colores de la bandera de Asturias y también del logo de la Protectora.

Plantas aromáticas

Hay días en los que apenas se escuchan ladridos. "Todo está enfocado a que sea un sitio que resulte atractivo de visitar y al que apetezca ir cuando quieres adoptar un perro. Las perreras, pese al esfuerzo que hacen las protectoras para gestionarlas lo mejor que pueden, no son lugares agradables. Y los perros tienen un nivel de estrés muy alto. Todo suma para que las familias se desanimen al pensar en ir a adoptar a una perrera", considera Mier. En El Perro Feliz incluso se han sembrado plantas aromáticas como lavanda y valeriana para que ayuden a tranquilizar a los perros.

Todo, sin duda, está pensando para reducir el estrés de los inquilinos. Los protocolos de gestión de estrés incluyen actividades que les ayuden en ello, como puede ser estimularles el olfato ("oler es fundamental para que un perro esté tranquilo", recuerda Mier) escondiéndoles objetos en alguno de los cuatro patios de arena en los que los canes pasan la mayor parte del día. También el hilo musical, en el que siempre suena música clásica y relajante, ayuda a conseguir la calma pretendida.

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